jueves, 27 de diciembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por: Miguel Guerrero

La jauría mediática encargada de denostar a las voces independientes no sólo se vale de falsedades y diatribas para cumplir con los mandatos. En mi caso, se les ha encargado de entrar en contacto con clientes de mi oficina particular para convencerlos de las inconveniencias de tratar con gente mal vista en esferas oficiales.

Poseo pruebas escritas de esa actividad. Me la hicieron llegar ejecutivos de algunas de esas empresas indignados por esa práctica. Me preocupa que pudiéramos estar ante una señal de deterioro visible en altas instancias públicas, de un retroceso en materia de tolerancia, con las consecuencias que podrían derivarse de ello, especialmente en la vecindad de un proceso electoral sometido a pruebas muy difíciles, como es el más reciente corte presupuestal.

No puedo predecir si el intento de intimidar a mis clientes puede ser exitoso, aunque estimo que este recurso no resulta ya válido en la sociedad en que vivimos. No aserto a entender, sin embargo, que una administración capaz de exhibir logros reivindicables, especialmente en el área de la economía, pueda aficionarse a métodos tan rudimentarios.

No quiero aprovechar tan enojosa circunstancia para hablar de mi mismo ni presentar alegatos en mi favor. Lo cierto es que siempre he sido un hombre que ha vivido de sus ingresos y por eso a mi edad, cuando la mayoría comienza a pensar seriamente en el retiro, me he echado sobre la espalda nuevos proyectos personales en el campo del ejercicio del periodismo, lo que siempre he sabido medianamente hacer.

Admito que a lo largo de mi carrera por varias razones tal vez mordí muchos silencios, como dice una canción. Pero un día me dije no más y ha así ha sido y lo será. Para desdicha de la jauría, al igual que muchos de mis colegas que pudieran ser víctimas de idénticas prácticas, puedo asegurar, como dicen los españoles: “¡En mi hambre mando yo!”

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

miércoles, 26 de diciembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "¿Mi Navidad o Su Navidad? "

Regularmente para cada navidad nos preparamos. En ocasiones, sin aun recibirlo, ya tenemos el salario trece comprometido en nuestro objetivo: Celebrar la navidad. No puede faltar el puerco, las pasas, las manzanas, el vino y todo aquello necesario para tener una navidad digna, a la altura de los demás.

Nos preparamos para festejar en compañía de nuestros amigos y familiares. Esa celebración es una cita obligada. A la verdad que me sorprende ese “veinticuatro de diciembre”; tiene una fuerza de convocatoria que puede ser la envidia de cualquier político en año electoral. Se olvidan los trabajos, los compromisos, los problemas, las penas, etc. Algunos, hasta olvidan que la vida continúa después de esa noche. Esto me hace recordar una frase bíblica muy a tono con el tema: “Comamos y bebamos pues mañana moriremos”.

Recibimos con alegría a nuestros queridos familiares y amigos que llegan de “los países” cargados de regalos y obsequios para todos. La canción “Volvió Juanita” es obligada para esos momentos. ¡Wao, que navidad! Los “tiros” y fuegos artificiales, los regalos, “el musicón” del vecino”, el olor a puerco asado, la nostalgia por el que no está o el dolor por el que ha muerto; la llamada de “Nueva Yol”: “Doña, corra es tu hijo Miguel que te llama”. Entre lucecitas celebramos nuestra navidad. ¡Sí, nuestra navidad!

La noche transcurre y nos damos cuenta que las horas pasan rápido. Algunos por la anestesia del licor pierden la noción de la realidad y ahogados en su indigesta parecieran ser los que mas disfrutan. Poco a poco vamos descendiendo del éxtasis y la euforia de la Noche Buena. Las lucecitas de colores, aunque siguen prendiendo y apagando ya no las vemos o por lo menos no llaman nuestra atención como al principio. ¡Cuánto hemos comido, compadre!

En la mañana siguiente nos percatamos que la vida continúa. Con sus luchas, desafíos, trabajos y diferentes compromisos. Ah, pero todavía nos queda el “veinticinco”. Así que tratamos de soplar la hoguera para que encienda el fuego de la noche anterior. Recalentamos lo que quedó de la cena, encendemos la música, explotamos “tiros”, etc.; pero ya no es igual.


Nos queda una sensación extraña. Un vacío. Aunque satisfechos de comida y en muchas ocasiones por el licor; satisfechos por la compañía de familiares y amigos nos queda una extraña sensación, es como si alguien importante no vino a nuestra navidad. ¡Ay, nuestra navidad. Que triste y vacía navidad!

Como latinoamericanos reinventamos algunas celebraciones. Así que, como una especie de “adendum”, añadimos el 31 de enero a nuestra navidad. Esta será nuestra revancha. Esta vez procuraremos que nada se nos escape. Si no nos queda dinero habrá que hacer un serrucho, coger fiao, lo tengamos que hacer lo haremos. Aquí vamos a la carga.

Comida, bebida, lucecitas, familiares, amigos, fuegos artificiales, lágrimas, promesas, resoluciones, la llamada de Nueva Yol; pero nuevamente el tiempo no se detiene, como diría Rubén Blades en su sinfonía afro-antillana Maestra Vida: “El tiempo no se detiene ni por amor, ni por dinero”. ¡Ay nuestra navidad, que triste navidad!

Una navidad donde Jesús no es la navidad, no es navidad, es solo nuestra navidad. El debe ser la razón de la celebración, no la excusa. No es la comida, no es la familia, la bulla, los regalos y mucho menos la intoxicación con licor. Es su fiesta, no nuestra. Podríamos llamar por cualquier nombre a esta celebración, pero estamos totalmente lejos de la Navidad del Cristo.

En la Navidad de Cristo celebramos su nacimiento, su amor, su entrega, su sacrificio, su misericordia, su divinidad, su grandeza, su majestuosa persona. Él es el centro de la fiesta. Él es la fiesta. Es entonces cuando al sentarnos a la mesa con los amigos y familiares cobra sentido. La solidaridad entre vecinos y el compartir unos con otros nos lleva a agradecer juntos las bendiciones de Dios durante el año. La navidad es celebrarlo a Él. Esto nos llenará de gozo y propósito más allá del 31 de enero. Esto es la esencia de la Navidad. Otra cosa es otra cosa.

“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”.
Isaías 9:6

Joaquín Pérez – Popín
Pastor General FCAQ

La columna de Miguel Guerrero

Por: Miguel Guerrero

La decisión del presidente Fernández de encabezar él mismo la distribución de canastas y cajas con raciones navideñas, en abierta y frenética competencia electoral, lo ha mostrado al país como el político que en el fondo es y no el estadista que sus colaboradores y seguidores pretenden.

Las fotografías e imágenes de televisión grabando los momentos en que el jefe del Estado entrega con sus propias manos estas cajas con lemas de campaña y adquiridas con fondos públicos, no elevan su figura.

En cambio ponen a rodar toda su concepción de la modernidad que ha caracterizado su discurso desde que emergió muy joven, y contra todo pronóstico en aquellos días, a la cúspide del poder, en virtud de una mezcla del azar y su innegable talento y dotes de orador.

Podría alegarse en favor suyo que otros dirigentes nacionales han incurrido en igual práctica, y eso es lo que la hace de su parte precisamente deplorable.
Que un candidato de oposición reparta dinero, alimentos y bebidas navideñas entre familias pobres es criticable por cuanto esa modalidad de campaña implica una comercialización de las necesidades de la nación.

Se presume, además, que lo hace con recursos propios.

Pero que un presidente en ejercicio incursione por esa ruta en lugar de utilizar los recursos del poder para disminuir los altos niveles de indigencia mediante programas de inversión en las áreas sociales, es sencillamente desconsolador y no permite alentar esperanzas de real progreso y desarrollo.

Estas viejas prácticas de clientelismo político que la dirigencia nacional insiste en preservar, constituye una fuente permanente de corrupción y dispendio.

Y fomentada desde la cima del poder crea distorsiones en el proceso democrático. Las imágenes de estos repartos presidenciales que nos ha enseñado la prensa confirman que muy poco, realmente muy poco, ha cambiado en este país.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

sábado, 22 de diciembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por: Miguel Guerrero

El presupuesto aprobado por el Gobierno para el año próximo agrega un elemento de conflicto e incertidumbre a un 2008 previamente cuajado de desafíos.

Los recortes presupuestarios, contrarios a la ley en los casos del sector salud y la Suprema Corte de Justicia, y la incomprensible reducción de las partidas a la Junta Central Electoral, ensombrecen el panorama nacional y plantean la posibilidad de choques entre los poderes, con las funestas consecuencias que supondrían en un año electoral, con un presidente corriendo por la reelección como si de ello dependiera cuanto ha logrado y representa.

Las sumas asignadas al sector educación demuestran una vez más que esa área, a despecho de cuanto se ha hecho en el sector, no figura como la prioridad que se alega, lo cual implica un retroceso en la lucha contra la pobreza.

El presupuesto propuesto para el Poder Judicial tiene varias lecturas. La primera sugiere una estrategia de negociación en el caso de los acuerdos con la Sun Land, pendiente de fallo en el más alto tribunal del país.

Una sentencia acogiendo la instancia de inconstitucionalidad elevada por el PRD debilitaría tremendamente la candidatura oficialista. El bajo presupuesto asignado a la justicia podría ser un elemento de presión para llegar a un arreglo que salve al Presidente de un fallo que le muestre ante el país como un violador de la Constitución, lo que cuestionaría seriamente la legitimidad de su mandato.

La otra lectura indicaría una absoluta indiferencia por la independencia de los poderes.

En cuanto a la JCE, las advertencias del tribunal electoral de que con ese presupuesto es imposible garantizarle al país unas elecciones de calidad, pone los pelos de punta y arroja sombras espesas sobre el panorama electoral. La sumisa actitud asumida por el liderazgo del Congreso oscurece más la situación.

Los augurios no podrían ser peores.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

¿Un ingeniero químico en el INDRHI?

Por MELVIN MATTJEWS

La primera virtud de un hombre de Estado es el buen sentido: cualquiera es bueno para gobernar, si posee la prudencia. (Eurípides).


Designar a un político, ingeniero químico, inexperto en el manejo de presas y aguas, en la exigente dirección ejecutiva del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), fue una decisión imprudente, típicamente reeleccionista y de mal gobierno adoptada por el Presidente Leonel Fernández, que condujo al “error humano” fatal, subyacente en el irresponsable desagüe masivo de la Presa de Tavera durante el reciente paso de la tormenta Olga.

La forma abrupta en que fue desaguado el embalse de Tavera, bajo el manejo desafortunado del INDRHI, ha sido señalada como la causa eficiente de la muerte de más de 50 personas, arrastradas por las aguas que anegaron parcialmente la provincia de Santiago y comunidades del noroeste, facilitando la obra destructora de la naturaleza.

La designación del químico Héctor Rodríguez Pimentel, quien no conoce al INDRHI, ni es ingeniero hidráulico, fue netamente politiquera. Se inserta dentro del esquema continuista del Presidente Fernández, quien ha puesto al servicio de su causa no solamente la burocracia estatal y el presupuesto nacional, sino toda la gravitación proveniente de un ilimitado ejercicio presidencial personalista, cuyo punto focal descansa en la violación consuetudinaria de la constitución –como el contrato de la Sun Land, por ejemplo--, la afectación de las instituciones y la inobservancia de normas prudenciales elementales, decisivas para evitar la escogencia de funcionarios movido por el cálculo clientelar.

Pero con el paso feroz de las tormentas Noel y Olga, la naturaleza –“la mejor maestra de la verdad”, al decir de San Ambrosio--, se ha cobrado con creces la imprevisión de un gobernante de vocación caudillista, capaz de nombrar al químico Rodríguez Pimentel, un hábil relapso, que se las ha ingeniado para ocupar funciones públicas en tres gobiernos de tres partidos distintos, con el propósito de atraerse el voto reformista.

El currículo de Rodríguez Pimentel, de 55 años, publicado en la página Web del INDRHI, revela más bien a un político perjuro que al ingeniero químico egresado de la UASD, pues parece que tampoco ha ejercido la profesión que estudia la constitución atómica y molecular de la materia y las interacciones específicas de sus constituyentes, según Lavoisier, el verdadero fundador de la química moderna.

Seguidor de Joaquín Balaguer desde principios de la década de los 80 en el PRSC, Rodríguez Pimentel logró desempeñarse como subadministrador de la quebrada aerolínea estatal CDA, administró el INAVI y alcanzó la senaduría de su natal provincia Montecristi.

Pero en el 2000 apostató del balaguerismo y logró que el Presidente Hipólito Mejía, cabeza del pepeachismo tantas veces calumniado por Fernández y el PLD, lo designara cónsul general en Puerto Príncipe, lo que no ha impedido sus críticas ácidas vertidas contra la pasada gestión, pero que facilitaron su enganche al plan reeleccionista actual a través del INDRHI, un puesto para el cual carece del knowhow de sus antecesores.

Una institución estratégica, la dirección del INDRHI ha sido respetada por casi todos los gobiernos. Organiza los trabajos de hidrología en cuencas, cauces y alvéolos de aguas nacionales, tanto superficiales como subterráneas, pero en la temporada de huracanes adquiere mayor relevancia, puesto que debe ser capaz de prevenir trágicas inundaciones como las recientes, manejando adecuadamente los sistemas acuíferos y las presas.

Su dirección ha sido tradicionalmente confiada a verdaderos expertos en manejos de cuencas hidrográficas, reconocidos a nivel internacional en virtud de su profesionalidad. Puedo citar, entre otros, a Leandro Guzmán, graduado en México, Silvio Carrasco, consultor del BID y Frank Rodríguez, el único técnico del PLD en esa materia --ha ocupado el puesto dos veces--, y a quien el Presidente Fernández sustituyó para nombrar a Rodríguez Pimentel, evidenciado por la NASA como manipulador de datos pluviométricos para justificar el peor desagüe autorizado por el INDRHI en toda su historia.

Ninguno de los tres hubiera adoptado tan fatal decisión.

El autor es periodista.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Por estar cazando reformistas

Sobre el Presidente Fernández recae la responsabilidad política de haber designado en el Indrhi a personas que no reúnen las condiciones de formación y/o experiencia necesarias para ello.

Por Guillermo Caram

Mucho se ha debatido sobre la responsabilidad del Indrhi en el manejo de las presas que provocaron enormes daños humanos y económicos en amplias zonas del país ante el paso de las tormentas Noel y Olga.

El titular de ésta institución llegó incluso a desligarse de responsabilidad, descargándola en un Comité en cuya designación participa y atribuyó las críticas a su condición de líder de un Movimiento con miras a reelegir a Leonel Fernández en primera vuelta; admitiendo implícitamente que fue nombrado para avenir a esa causa votos del PRSC.

En ningún momento del debate se ha recurrido al carácter institucional, regido por leyes, del Indrhi. Se acude a argumentos como si fuéramos “chivos sin ley”, con instituciones moviéndose en función del capricho arbitrario de sus titulares o de quienes los designan.

Se pasa por alto que el Indrhi es una institución creada por la Ley No 6 del año 1966, ratificada por la 64 del 2000. Su Art. 4 lo consagra como “la máxima autoridad nacional en relación al control, aprovechamiento y construcción de aguas fluviales (regulación o encauzamiento de los ríos y protección contra avenidas)…de . presas…y de centrales hidroeléctricas”. Y el literal d) de su Art. 5 le consigna la función de “administrar, controlar y reglamentar el aprovechamiento de las cuencas hidráulicas, vasos de almacenamiento…”.

Estas disposiciones no dejan dudas sobre la responsabilidad del Indrhi en el manejo de las presas. Y unido a todo sano principio administrativo reconocedor de una delegación de autoridad que no implique descargo de responsabilidades; ningún titular puede renunciarla.

Independientemente de responsabilidades civiles y administrativas que puedan recaer sobre los responsables del manejo dado a las presas; sobre el presidente Fernández recae la responsabilidad política de haber designado en el Indrhi a personas que no reúnen las condiciones de formación y/o experiencia necesarias para ello.

Y al autoincriminarse su titular, admitiendo que las críticas en su contra se deben a su condición de líder de un movimiento para procurarle votos reformistas a la reelección; incrimina con ello al Presidente por efectuar designaciones primando intereses partidarios y sacrificando la eficiencia del servicio.

Por estar cazando reformistas, el Presidente ha quedado estigmatizado en su responsabilidad política.

Guillermo Caram es político
guillermocaram_candidato@hotmail.com

viernes, 14 de diciembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "Renunciemos a la mitología cristiana"

Aquel viernes santo nunca se me olvidaría en toda mi vida. El frondoso árbol de mango sería testigo, por sus propias heridas, de mi temeridad. Durante mi niñez, “viernes santo” era para mí el peor día del año. Con su buena intención, pero con una falta crasa de conocimiento bíblico, nuestra abuela nos enseñó que durante ese día no se podía hacer prácticamente nada, solo rezar, comer pescado y estar callados y tranquilos. No se podía jugar, reír de forma destemplada, trabajar y mucho menos clavar en la madera.

Con doce y trece años, respectivamente, mi primo Víctor y yo teníamos una pasión descontrolada por el baloncesto. No éramos culpables de esto. Haber crecido en la ciudad cuna del baloncesto puertorriqueño, San Germán, nos obligaba en convertir este deporte en parte esencial de nuestras vidas.

Con el corazón casi por explotar le dije a mi primo: “Pásame los clavos y prepárate para subir el canasto que lo vamos a fijar en la mata de mango”. Mi familia había decidido pasar ese viernes mayor en la casa de una tía donde no había una cancha de baloncesto a diez kilómetros a la redonda.

Mi primo Víctor y yo construimos un canasto con un aro de una goma de una bicicleta vieja y con un panel de madera improvisamos el tablero. Solo faltaba clavarlo en la mata de mango, cosa que no se podría; “si clavamos en el árbol este sangrará, no se puede porque es viernes santo”.

Mi primo me pasó los clavos, tomó nuestra “obra maestra” por la parte inferior del tablero, lo subió lo mas que pudo y con el martillo en mi mano fuerte (la izquierda), clavé uno por uno los cuatro clavos para así poder saciar nuestro deseo de jugar básquet.

Sudando, mas por el nerviosismo de haber provocado al dios de mi abuela, finalmente fijamos el tablero con la canasta en la mata de mago. Claro está, no sangró como era de esperarse. Sentí que me liberaba de algo que en ese momento no entendía pero que cuatro años más tarde entendería: “Conoceréis la verdad y la verdad los hará libres”.

No me acuerdo la reacción de mi querida abuela. Han pasado tantos años que de verdad no me acuerdo. Si recuerdo con mucha claridad sentir un peso caer de mi corazón y desde luego jugar con mi amado primo “Vitin” hasta el anochecer. Ahora puedo entender que Dios, el Dios revelado en las Escrituras, se alegró conmigo. Ese “viernes santo” había traído bendición a mi vida. Comenzaba a despojarme de la mitología cristiana.

¿De dónde hemos sacado nuestra doctrina cristiana? ¿Del folklore, de la tradición de nuestros abuelos y padres; de nuestras propias ideas y conceptos? ¿Cómo es que algunos hemos sostenido nuestra fe sobre una mitología al igual que los antiguos griegos?

El problema de anclar nuestras vidas sobre dogmas anti-bíblicos es que le imponemos yugos y cargas pesadas sobre las personas. Mi abuela quería que yo temiera al Señor y que lo respetara por lo que utilizó “mandamientos” mitológicos para bendecir mi vida. Ella hacía lo que seguramente hicieron con ella. Esto logró que mi corazón rechazara y se rebelara hacia ese dios que me aterraba.

Ahora bien, no podemos construir nuestra cristiandad divorciada de la Palabra de Dios; viciada de tradiciones y supersticiones que contradicen la verdad sencilla y hermosa que el Espíritu Santo ha revelado en la Escritura. Esto provocará que las personas no deseen tener nada que ver con ese “dios” deforme por los mandamientos de hombres. Nuestros corazones quedan vacíos y poco anhelantes de Dios.

La Palabra de Dios nos muestra un Dios amoroso, un Padre justo que no da por inocente al culpable, pero perdonador; que en Cristo Jesús extiende su brazo de misericordia para todos lo que se arrepientan. Y desde luego, un Dios que se goza de ver jóvenes, entre otras cosas, jugando al básquetbol.

Los años pasaron y el Dios de la Escritura se reveló a mi vida cuando apenas yo tenía diecisiete años. Meses después, Doña Regina (mi abuela) le entregaba su vida al Señor a los casi ochenta años de edad. Liberándose por fin de todo un yugo de terror, confusión y oscuridad. Abrazó al único Salvador y Señor revelado en la Palabra de Dios, Jesucristo.

¿Mi primo Víctor? Este fue firmado en la liga de Baloncesto Superior, la liga más alta en Puerto Rico. Ganó un campeonato y un subcampeonato con los Indios de Canóvanas. Tuvo una carrera corta, seis años, pero fructífera.

Renunciemos a la mitología cristiana, que no es otra cosa que la cristiandad infectada de tradición, superstición y alejada del fundamento bíblico. Acerquémonos al Dios de las Escrituras. Abracemos la cristiandad a la manera de Cristo.

“Conoceréis la verdad y la verdad los hará libres”.
Juan 8:32

Joaquín Pérez – Popín
Pastor General FCAQ

La columna de Miguel Guerrero

Por: Miguel Guerrero

Muchos de los cuantiosos daños provocados por las tormentas Noel y Olga pudieron ser evitados si se hubiesen adoptados, en el momento oportuno, las decisiones correctas. Eso es innegable.

No podemos festinar una discusión tan importante para la nación bajo el alegato simple de que en situaciones de tragedia no conviene “politizar” el análisis de los hechos.

Eludir la oportunidad de fijar niveles de responsabilidad en los actos de los funcionarios públicos ante graves acontecimientos, sea de origen natural, como fueron los casos de las dos tormentas, o de naturaleza política, como lo sería y ya fue la firma de contratos o compromisos onerosos, sería desde todo punto de vista imperdonable.

Es de suma trascendencia determinar si en el caso de Noel, las autoridades responsables de velar por la seguridad de vidas y propiedades, no tuvieron el chance de prevenir las consecuencias con la adopción de acciones que nunca fueron asumidas o simplemente se adoptaron fuera de tiempo, cuando ya no surtirían efectos.

En relación a Olga se afirma en diferentes círculos que la apertura abrupta de las compuertas de la presa de Taveras fue una mala decisión que acarreó graves pérdidas humanas y materiales, con inundaciones nunca vistas antes en la región central del Cibao.

La fijación de responsabilidades debe conllevar sus consecuencias y las penalidades obviamente tienen necesariamente que guardar nexos con las derivaciones de esas decisiones.

La designación de funcionarios ineptos, sin la debida capacidad técnica y profesional en posiciones claves, sólo por necesidades partidistas, constituye también una falta imperdonable sobre la cual es necesario también aplicar sanciones.

El país no merece seguir pagando el alto costo de acciones políticas irresponsables que tantas desgracias han ocasionado a lo largo de nuestra historia.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

domingo, 9 de diciembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por: Miguel Guerrero

Una de las grandes discusiones aún pendientes en el país se refiere al papel de la iniciativa privada en el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Lo cierto es que este debate ni siquiera ha comenzado. Y su importancia estriba en un hecho incuestionable.

Todo el esfuerzo alrededor de este rol trascendental se ha limitado a los derechos empresariales, los que no siempre comporta un mejoramiento del clima democrático. Como en casi toda la América Latina, en nuestro país las fallas del sistema de libre empresa no se derivan exclusivamente de la injerencia estatal, por mucho que ésta haya entorpecido en el transcurso de los años su desarrollo y crecimiento

. Los defectos de nuestro muy peculiar régimen de libre mercado se deben también, y en gran medida, al propio sector privado.

Responden a los predominios de grupos, a los oligopolios y castas empresariales que han explotado hasta la saciedad el paternalismo estatal, invocando para su provecho la intervención del gobierno en la economía, a sabiendas de que muchas veces los privilegios trabajan en contra del propio sistema y de las oportunidades de los demás.

La teoría de la capacidad instalada ha sido esgrimida no siempre por el Estado, sino por grupos empresariales para evitar de esta forma la competencia o preservar irritantes concesiones.

Y vale peguntar: ¿Cuándo esas concesiones se reflejaron en el mercado, ya sea mediante un mejoramiento de los precios y de la calidad de los productos o mediante un incremento de la oferta? Es preocupante la tendencia a ver en toda denuncia de la especulación, el enriquecimiento rápido y desmesurado derivado de cierta actividad comercial o empresarial, una actitud contraria a la libre empresa, cuando por el contrario la fortalece. La realidad es que prácticas de esa naturaleza conspiran efectivamente contra un régimen de libre comercio.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

jueves, 6 de diciembre de 2007

A.M. - El sueldo 14

La gente ha recibido con alegría la aprobación en primera lectura de un proyecto de ley que otorgaría un sueldo para la compra de útiles escolares, a los empleados públicos y jubilados y pensionados.

El entusiasmo hay que moderarlo un poco para analizar las implicaciones del proyecto.

Lo primero que hay que definir es si se trata de un sueldo, o de un bono escolar. Si se tratara de un sueldo, sería imposible eliminar las distorsiones que una medida de esta naturaleza provocaría, pues no es lo mismo ganar 10 que ganar 100, y si se establecen proporciones sería peor.

Si se trata de un bono de ayuda escolar sería menos propicio a desigualdades porque los útiles escolares cuestan lo mismo para todos.

Pero volvamos a la parte ética del proyecto. ¿Debe darse un bono a alguien que esté pagando un caro colegio bilingüe para sus hijos? Por definición, esa persona está entre los de mejores ingresos del país.

¿Debe dársele el bono a quien no tiene hijos que vayan a la escuela? Eso sería enriquecimiento sin causa.

¿Debe darse por sueldos, incluyendo a todos los que ganan más de un sueldo en la administración pública? Se estaría beneficiando a numerosos parásitos políticos y ese no debe ser el propósito.

¿Debe darse el bono a aquellos que reciben libros, uniformes y calzado gratis del gobierno?

¿Y el sector privado? ¿Y los que no son asalariados?

Creemos que en el estado actual de nuestra organización estatal, crear un mecanismo justo y eficiente para administrar un sistema como el propuesto, es punto menos que imposible, amén de que no existe garantía alguna de que el dinero será utilizado para fines estrictamente escolares.

Pensémoslo mejor.

atejada@diariolibre.com

lunes, 3 de diciembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero

Por acción de los gobiernos y a pesar de su ostensible incapacidad para atender con rigor y eficacia sus responsabilidades esenciales, el Estado dominicano ha ido creciendo de forma tan brutal que interviene o husmea en la vida de cada ciudadano, directa o indirectamente, haciéndole la vida una carga muy difícil de sobrellevar.

No existe de hecho una actividad social o económica de impacto que no esté de alguna forma ligada, atada, comprometida o asociada con el Estado, o paralizada por él.

Así, mientras falla en dotar adecuadamente a las escuelas de pupitres, no encuentra cómo darle ocupación a miles de médicos desempleados, no obstante las terribles deficiencias de los servicios de salud que presta, los gobiernos se empeñan en ensanchar su radio de acción convirtiéndose en instrumentos abrumadoramente dominantes.

Asumen tareas que en sus manos resultan tan amplias y disímiles como absurdas. El crecimiento del papel que los gobiernos se han otorgado a sí mismos con evidente señal de autoritarismo ha tenido como resultado la creación de controles excesivos y paralizantes de la actividad creativa nacional.

Para total desgracia nuestra, esos controles van más allá de la esfera de la economía. Concebidos teóricamente para garantizar suministros adecuados de productos básicos a la población, muchos de esos controles han terminado erosionando los canales normales de comercialización y abastecimiento.

No se trata de negar la trascendencia del papel del Gobierno en la vida de ésta o cualquiera otra nación.

El problema estriba, por lo menos entre nosotros, que al trascender su presencia por encima de lo que dictan sus obligaciones constitucionales, los gobiernos descuidan sus tareas fundamentales.

Y esto normalmente ocurre en detrimento de las propias responsabilidades adicionales que tratan de asumir. En definitiva ni una cosa ni la otra.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

sábado, 1 de diciembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "EL SAPO Y EL AMIGO ESCORPIÓN"

Sobre una roca inmensa y con sus ojos abiertos como luna llena, un simpático sapo observa el enorme caudal de agua que va río abajo. Su intención aparente es cruzar al otro lado. Toma unos minutos mientras dibuja en su mente el mapa de la ruta que tomará para cumplir su objetivo. Calcula con mucho cuidado sobre qué piedra saltará primero, luego la otra y la otra; en fin, trazar bien el pedregoso camino que lo llevará a su destino.

Su profunda concentración es interrumpida por un peligroso amigo, el escorpión, que lo saluda percibiendo las intenciones del anfibio. Mira las aguas también, pero con mucho nerviosismo. El intimidante insecto sabe de sus limitadas posibilidades de cruzar al otro lado por mayor que fuera su urgencia. Su torpe caminar y la incapacidad para dar grandes saltos de piedra en piedra, le declaraban una vez mas que sería una locura intentar el cruce.

Había mirado por lo menos en cuatro ocasiones las aguas y también al sapo. Tenía solo una opción: Preguntarle al sapo si lo podía cargar sobre sus lomos hasta el otro lado del río. Ahora, ¿quién convencería al sapo de semejante cosa? La urgencia se impuso: “Oiga amigo sapo; veo que está listo para cruzar. ¿Podría subir a sus lomos y así llegar al otro lado?” El sapo no podía creer semejante propuesta. Le responde con firmeza: “Claro que no. Sería la mejor manera de ambos morir. En medio del río podrías clavar tu ponzoña sobre mí; moriría en segundos y tú caerías ahogándote en las aguas. No me parece buena idea”.

El escorpión no se da por vencido e insiste con su propuesta. Ahora le añade una garantía: “No debes temer. Yo no soy estúpido. ¿Cómo podría yo clavarte mi ponzoña arriesgando mi propia vida? De ninguna manera. Además, recuerda el instinto de sobre vivencia que nos fue dado. No podría atentar contra mi mismo. Vamos, déjame subir a tus lomos”.

El saltarín lo piensa y le encuentra sentido a su ponencia. “Bien, sube. Pero no olvides que nuestras vidas están en juego”. El sapo da su primer salto a su tramo inicial. Da el segundo, el tercero, pero en el cuarto, el escorpión saca la ponzoña y la clava en el ingenuo anfibio. “¿Qué hiciste? Tú prometiste… tú dijiste”. El sapo trataba de reaccionar, pero ya era tarde, ahora era cuestión de segundos. Pero si sorprendido estaba el sapo, sorprendido también estaba el escorpión que le responde al sapo: “Bueno, verdaderamente no puedo negar lo que soy, soy un escorpión. Es mi naturaleza”.

La Biblia nos enseña sobre la caída de la raza humana, y los resultados de la misma. La naturaleza de las personas se volvió inclinada al mal. Tenemos en nuestro interior pasiones que se levantan como banderas ondeando sobre nuestras cabezas. Somos capaces de hacerle daño aun a la gente que decimos amar, las que juramos defender y cuidar.

La realidad de nuestra naturaleza pecaminosa la podemos observar manifestada en la vida diaria. La infidelidad matrimonial, el maltrato de niños en el seno del hogar. La vergüenza sobre los padres por la osadía de un hijo necio. El empleado de confianza robando a su patrón. El funcionario distinguido que toma y pone en su bolsillo lo del pueblo. El líder religioso que defrauda a su rebaño por predicar lo que no vive.

Personas que pensaron que eran incapaces de defraudar a los demás vieron y experimentaron que como el “amigo escorpión” tienen la capacidad de dañar y dañarse. Hogares destruidos, hijos heridos, padres deshonrados, ovejas dispersadas, empresas arruinadas, pueblos engañados, son los resultados de la ponzoña de nuestra naturaleza. El Apóstol Pablo se encontró de frente con su realidad:

“Me doy cuenta de que, aun queriendo hacer el bien, solamente encuentro el mal a alcance. En mi interior me gusta la ley de Dios, pero veo en mí algo que se opone a mi capacidad de razonar: es la ley ¿Quién me librará del poder de la muerte que está en mi cuerpo?” Romanos 7:21-24

Ante esta dura realidad, el Apóstol se pregunta, y lo hace de manera ilustrativa, “¿Quién me librará del poder de la muerte que está en mi cuerpo?” Allí mismo en el próximo verso lo contesta:

“Solamente Dios, a quien doy gracias por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Romanos 7:25

Jesucristo en la cruz nos da poder sobre el pecado y sobre nuestra naturaleza. Su Espíritu Santo nos da poder para vencer la tentación y someter nuestra vida a la voluntad de Dios. Nuestras “ponzoñas” llenas de pasiones desordenadas, envidias, avaricia, amarguras, ahora son convertidas en “ponzoñas” de amor y entrega por los demás.

Joaquín Pérez – Popín
Pastor General FCAQ

jueves, 29 de noviembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero

Permítanme recrearles una experiencia reciente.Hace meses recibí la llamada de un influyente empresario solicitando un consejo sobre un problema que no lo dejaba dormir. La causa de su inquietud eran los ataques personales y a sus empresas, cada vez más frecuentes, al través de un medio electrónico.

Tres días antes de su llamada, le había constatado un mensajero con una oferta de paz.

Las referencias a su persona y empresas terminarían y no se haría caso alguno a “insistentes rumores” que le pondrían en apuros con su familia, a cambio de una suma generosa. El buen señor prometió pensarlo.

Las referencias pararon y el hombre no se preocupó más por el asunto.

Un día le llamó uno de sus socios para preguntarle: “¿Oíste lo que de ti dijeron?” y él saltó vuelto un etcétera de su asiento en la oficina. Llamó a la publicitaria a cargo del manejo de sus productos y consiguió una grabación.

Lo que escuchó, sin embargo, no era comparable con lo que se le había dicho antes. Los amigos le aconsejaron que no le hiciera caso a esas cosas y pudo dormir tranquilo esa noche.

Los días transcurrían y nada nuevo pasaba. Estaba a punto de enterrar sus preocupaciones cuando se enteró de otra mención capaz de alterarle la jornada.

Al siguiente, un comunicador de otro medio se hizo eco de aquella “interesante información” que unos colegas suyos habían planteado. “Esto merece una investigación”, dijo uno.

Más adelante esa misma semana, eran ya él y sus empresas la comidilla de aquéllos dos y un tercer programa, de esos que no se ven o escuchan mucho pero con fuerza para agriarle el día a la mente más tranquila.

Fue entonces cuando me llamó. Con perceptible tono de angustia me preguntó qué debía hacer. Le sugerí que sólo tenía dos opciones: denunciarlos o pagarles. “No puedo hacer ninguna”, me dijo casi al borde de la desesperación. Yo le respondí: “¡Pues jódete!”, y le cerré el teléfono.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

martes, 27 de noviembre de 2007

DANDO DATOS PLD y JCE

Por: Víctor Gómez Casanova

Al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) le conviene y le interesa que la Junta Central Electoral (JCE) mantenga la Resolución No. 07/2007 que prohíbe toda propaganda y publicidad político partidaria de los candidatos presidenciales para las próximas elecciones.

¿Qué por qué decimos esto? Veamos: 1.- No presentaron recurso de revisión ante la JCE por la citada resolución, que como establece la Ley Electoral 275-97 es la vía legal para protestar por la medida tomada por el Pleno de la JCE; 2.- Su Delegado Político quien es a su vez el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, Dr. César Pina Toribio, en su exposición del pasado Sábado 24 en la audiencia pública ante el Pleno de la JCE, se concentró más en rechazar la propuesta de solución al impasse, presentada por los Partidos de Oposición, que a referirse a la citada Resolución; y 3.- Al candidato del partido de Gobierno no le importaría ni le afectaría que le prohibieran promocionarse como candidato presidencial a la reelección por el PLD, toda vez que sí pudiera hacerlo como Presidente de la República y sus adversarios no, lo cual lo colocaría en una posición de ventaja frente a sus competidores, y hasta sería más negocio para el Partido oficial, ya que el PLD dejaría de gastar en publicidad de campaña y esos gastos se le cargarían al Centro de Información Gubernamental, a la Dirección General de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia, a las diferentes Secretarías de Estado y/o Instituciones Oficiales que promocionan las acciones del Jefe del Estado.

Y es que al final de cuentas solo habría que preguntarse ¿Qué diferencia hay entre ¡E` Pa`lante que Vamos! y ¡Pa`lante Presidente!?; o ¿Qué diferencia hay entre un anuncio del Presidente Candidato a la reelección por el PLD o del Presidente de la República por el Centro de Información Gubernamental?.

Presidente trata minimizar desastre Noel

Por: Salomón Sanz Jr

No es un secreto para ningún dominicano que el Presidente hace su mejor esfuerzo en minimizar los hechos ocurridos el pasado fin de semana, donde por desgracia, los dominicanos fueron víctimas de un fenómeno atmosférico, el cual demostró al mismo tiempo, la falta de planificación de nuestras autoridades.

La irrefutable ineficiencia, demostrada por la cantidad de muertes que se pudieron evitar, y que hasta ahora ni el mismo presidente se atreve a decir responsablemente cual es el verdadero numero de victimas, coloca a nuestras actuales autoridades en directa evidencia de que sus acciones están conjuntamente relacionadas con una complicidad vergonzosa e imperdonable.

Peor aún, desde ese mismo día que marcó negativamente la vida de los mas vulnerables, todavía se observa como las autoridades, que haciendo lujo de una desastrosa inoperancia, no han sido capaces de cumplir con el sacrosanto deber de ahorrarle mas dolor y sufrimiento a los que penosamente le dieron la confianza de dirigirles: el desafortunado pueblo dominicano.

La falta de coordinación en nuestro sistema de emergencia provocó que la tormenta nos sorprendiera a todos, y lo hizo precisamente teniendo como contrapartida la noche, que si bien la mayoría duerme sin energía eléctrica, es a duras penas el único momento que los dominicanos tienen para descansar sus mentes cargadas de frustraciones, por el dolor y engaño que causa vivir en un país donde la corrupción anda a todo tren, donde la miseria que actúa conjuntamente a la penosa maniobra del bulo por parte del Ejecutivo, mas humillante no puede ser.

Los hospitales, que ante la fría y descabellada mirada de las autoridades de salud, ya se han convertido en un inexorable paso premorti, el sistema de educación que mas salvaje, bochornoso e ineficiente no puede ser, es a la vez el sistema mas atiborrado de infamia por parte de las autoridades mas indolentes jamás vistas ni siquiera en los peores momentos de este pueblo.

Es ahí en el desgarrante dolor de los mas afectados que en un feroz atrevimiento en contra de toda sensatez y cargando de veneno la ya deteriorada atmósfera de convivencia, que el presidente no solo se convierte en un simple recadero de sus ineficientes funcionarios, sino que además los justifica, se despacha un decreto de emergencia solo para compras, solicita prestamos, y ni siquiera se preocupa por guardar apariencias nombrando una comisión de la sociedad civil y demás para llevar un poco de claridad al uso de los recursos y sobre todo de sus intenciones.

El presidente agrega mas mentira a la mentira, mas engaño al engaño , y mas falsedad a la falsedad al no reconocer que en un país donde a una semana del infortunio no se sabe cuantas personas han perdido sus vidas, los mas de 55 mil que lo han perdido todo por lo que han luchado con el honesto sudor de su frente, una economía agrícola devastada, y ni por lo menos así, con toda la verdad de los hechos y su elocuencia aterradora, no es capaz de detenerse y ejercer con responsabilidad, con humildad, la dura tarea de empezar, al margen de la politiquería barata, la obligada reconstrucción de este país luego de que la tormenta Noel creara una verdadera catástrofe.

Siempre se ha dicho que todo obedece a una causa, que la casualidad no existe, y que la verdad, lejos de ser vista por quienes están preñados de argucia, es solo la perspectiva de los hombres de buena voluntad que saben descifrarla.

Y si esta desgracia es algún mensaje, es necesario entonces preguntarse si es coincidencia que el nombre de la tragedia se llamara Noel, calificativo que si fuera leído al revés, entonces podríamos descubrir el mismo seudónimo que nuestro propio presidente usa cuando dice que rugirá en su intento de reelección: León.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Solo para adultos

Por: Nancy Álvarez

Entre padres e hijos

“Conversar con niños es un arte único con sus propias reglas y significados. Los niños raramente son ingenuos en sus comunicaciones. Sus mensajes a menudo están en clave y hay que saber descifrarlos” (Dr. Haim G. Ginott).

Así se llama un hermoso libro que me envió Milena Alberti de Random House. Viniendo de Nueva York, empecé a leerlo en el avión, ¡qué hermosa sorpresa!

Todo padre ama a su hijo, hay que estar muy enfermo para que esto no suceda, aun así, son precisamente esos padres que tanto los aman quienes más los maltratan y abusan de ellos, según las estadísticas. En el último entrenamiento sobre violencia que recibí, confirmé que el lugar más peligroso es el hogarÖ cuando debería ser todo lo contrario. La familia debe ser el útero donde nos refugiamos cuando todo va mal afuera, el colchón donde nos acostamos en posición fetal, buscando solidaridad y apoyo emocional. Tristemente no es así. Muchas familias, a pesar de sus buenas intenciones, no funcionan.

El autor, Dr. Haim G. Ginott lo repite una y otra vez de diferentes formas: la conducta de los padres tienen serias consecuencias en los niños, ya que afectan su amor propio, para bien o para mal. Aun los padres que podemos llamar “buenos y cariñosos” hacen cosas terribles como:

-Reprochar
-Criticar
-Juzgar
-Ridiculizar
- Etiquetar
-Amenazar, etc.


La gran mayoría de los padres no saben que nos enfermamos con las palabras y nos sanamos con ellas también. Ellos no tienen idea del gran poder de destrucción que tienen las palabras. Las palabras, dice el autor, son como cuchillos. Aunque no hieren físicamente, matan emocionalmente. Si queremos ayudar a nuestros hijos debemos comunicarnos con ellos afectuosamente, debemos en cada comunicación tratar de desarrollarles la auto confianza, disciplinarlos sin humillarlos, alabarlos sin juzgarlos, expresarles el enojo sin herirlos, reconocer sus sentimientos, sus percepciones y opiniones, en lugar de discutirlas, responder sus preguntas para ayudarlos a confiar en su realidad interna y desarrollar confianza en sí mismos.

Los padres no fallan por falta de cariño, sino por falta de comprensión. No fallan por ser pocos inteligentes sino por tener pocos conocimientos. Ser padre amerita estudiar, conocer, muchos creen que con una buena dosis de amor y de sentido común cualquiera puede ser un buen padre nada más lejos de la verdad.

Si realmente queremos mejorar como padres debemos cuidar como respondemos a nuestros hijos: con un lenguaje libre de críticas, es fundamental no criticar el comportamiento y proteger los sentimientos, para así lograr hijos solidarios, comprometidos, valientes, justos, respetuosos con los demás y consigo mismos, seguros de si mismos. Para conseguir esto no basta con el amor, con lo que aprendimos de nuestros padres o con la intuición necesitamos habilidades y debemos aprenderlas.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "Cuando se pierden los sueños"

Posiblemente eran como las dos de la madrugada cuando, al salir de un restaurante en la ciudad de Miami, un grupo de ministros y yo nos topamos con una mujer deambulante aparentemente drogada. Esta mendigaba en el parqueo del establecimiento. Por su acento identificamos que era de nacionalidad cubana. Se nos acercó y sin pudor ninguno nos pidió dinero.

La pregunta en mi corazón no se hizo esperar: ¿Qué hace esta inmigrante cubana mendigando en las calles de Miami? ¿Esto fue lo que vino a hacer de Cuba a Miami, mendigar, drogarse? ¿Qué pasó con los sueños de trabajo, progreso y bienestar para los suyos?

Precisamente, el grupo de ministros cristianos que nos reunimos en el restaurante estábamos dando los últimos toques y salvando detalles de nuestro viaje a nuestra hermana República de Cuba. Saldríamos en tres horas hacia la Habana a colaborar con hermanos cubanos en varias iglesias cristianas de distintas denominaciones que soñaban (y aun sueñan) con una patria mejor.

En Puerto Rico, mientras esperaba en un semáforo la luz a mi favor, un joven andrajoso y evidentemente drogado se acercaba a mi vehículo y me pedía dinero. Le miré a los ojos y le dijo: ¿Qué soñabas cuando niño? ¿Qué querías hacer con tu vida: pedir en las calles, drogarte y matarte poco a poco? Bajó su mirada, no sin antes ver mi rostro lleno de compasión por él. Compasión que nace de haber conocido el amor de Dios.

Lo irónico era que durante esos días mientras yo recibía quimioterapia, ó sea, drogas para poder vivir y superar el cáncer, él las consumía para morir. Quizás intentando apagar dolores profundos en su corazón.

Lo irónico también era que ambos estábamos enfermos; yo con cáncer, él en la drogadicción. Solo había una diferencia: yo tenía sueños y le pedía al Señor más años de vida; él le pedía a la droga que acabara con su vida. Posiblemente él, en algún punto de su vida, perdió sus sueños y con ellos el deseo de vivir.

Un divorcio, un abuso sexual en secreto, una infidelidad, una palabra hiriente de alguien significativo; un abandono, un rechazo, un accidente, un abrazo que nunca llegó; la muerte de un hijo, la pérdida del empleo, la inversión que se perdió, la traición de un gran amor; solo pregúntate, ¿Qué echó a perder tus sueños?

Necesitamos acercarnos al dador de los sueños. A Aquel cuyos pensamientos para nosotros y nuestras familias son pensamientos de bendición y de bienestar. Solo Dios tiene el poder de darnos la capacidad de superar situaciones difíciles; Dios tiene el poder para sanar nuestras heridas, quitar la vergüenza del pasado; Dios tiene el poder de levantarnos de todo fracaso y en muchas ocasiones darnos sueños nuevos conforme a su corazón.

Cuando se pierden los sueños es el momento perfecto para volvernos a Dios, y correr humildemente a sus pies. Reconociendo nuestro fracaso y nuestra derrota. Dios será la respuesta a nuestra necesidad porque nos ama, porque le importamos y porque Él tiene sueños y planes en su corazón para nosotros. Estos planes Dios los revelará a nuestro corazón en la medida que le conozcamos y nos acerquemos al Él.

“Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.

Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, porque me buscarán de todo corazón”. Jeremías 29:11-13

Joaquín Pérez – Popín
Pastor General

martes, 20 de noviembre de 2007

ENFOQUES Amable Aristy, ¿un problema del PRD?

En los últimos meses, el PRD ha tenido como elemento esencial de campaña denunciar algunos problemas de índole legal-administrativa del gobierno peledeísta. Los casos más sonados son los contratos de la Sunland.

El objetivo es provocar el descrédito del gobierno, y de paso, diluir la historia de corrupción e ineficiencia del pasado gobierno perredeísta.

Sin embargo, los datos de las encuestas recientes sugieren que la estrategia electoral no está rindiendo los frutos deseados para el perredeísmo.

Es claro que el gobierno del PLD registra una merma considerable en su popularidad producto de los desaciertos gubernamentales. Así lo revelan las encuestas de dos medios de comunicación: la Hoy-Gallup del mes de agosto y la Clave-Noxa-Cies de noviembre.

En ambas, el presidente Leonel Fernández aparece con una preferencia de 42%, muy inferior al 57% que logró en las votaciones de 2004, e incluso por debajo de los niveles de aprobación que logró su gobierno en los primeros dos años.

Pero estos datos no constituyen necesariamente mala noticia para el gobierno. De agosto a noviembre, Fernández aparece en la delantera con el mismo porcentaje, lo que indica que la intención de voto por el PLD no ha seguido deteriorándose, a pesar de las críticas y el descontento.

El problema principal lo tiene el candidato del PRD, que muestra un cierto retroceso en las preferencias electorales.

En la encuesta Hoy-Gallup de agosto, Miguel Vargas Maldonado apareció con 35% de intención de votos y en la de Clave de noviembre con 30%.

¿Dónde buscarán los dirigentes del PRD los votantes para aumentar las posibilidades de triunfo de su partido?

Tradicionalmente, los dominicanos pobres han sido balagueristas o perredeístas, aunque el desplome electoral de esos dos partidos en el 2004 trasladó muchos votantes pobres al PLD.

Hábilmente, Amable Aristy ha escogido los pobres como grupo social para definir temáticamente su campaña. De ahí su slogan: “Amable: el presidente de los pobres”.

Su estrategia clientelista de repartir comestibles o productos para el hogar se ajusta a las necesidades extremas de ese sector social y a las limitaciones de Aristy como candidato.

Por ejemplo, es más fácil movilizar un grupo de personas pobres para repartir papeletas de 100 y 500 pesos, gallinas, cerdos y canastilla, que personas de clase media o media alta que aspiran a beneficios más costosos y discursos más sofisticados.

Con su planteamiento justificativo de que no es un delito repartir comida a los pobres, Amable Aristy transita por el territorio nacional sin mayor oposición desde ningún frente.

Su práctica de clientelismo sin tapujos encuentra, por un lado, el asombro convertido en jocosidad, y por otro, el apoyo explícito a su dadivosidad.

Desde los partidos, el PRD no lo critica porque espera contar con su apoyo si hay segunda vuelta. El PLD, por su parte, tiene como estrategia no enfrentar directamente al PRSC para dejar abierta la posibilidad, aunque remota, de apoyo. Además, consideran al candidato reformista un rival fácil de vencer.

Sin oposición explícita del PRD ni del PLD, Amable Aristy interpela a los pobres con las pocas palabras que repite y con su clientelismo móvil en los llamados cacerolazos, cuyo objetivo no es sólo ganarse el apoyo de los agraciados, sino también tener un impacto mediático en la opinión pública que aumente sus niveles de popularidad.

Por el momento, su estrategia le deja frutos. En la encuesta Hoy-Gallup de agosto Amable Aristy apareció con un 14% y en la de Clave tres meses más tarde con 17%.

Es muy probable que el escenario de preferencias electorales cambie un poco durante los próximos meses, pero por el momento, un desafío que enfrenta el PRD, e incluso el PLD, es cómo encarar con efectividad la apropiación clientelista que hace Amable Aristy de los electores pobres.
Por: Rosario Espinal

El abrazo imposible

POR PEDRO P. YERMENOS FORASTIERI

Leonel Fernández y Danilo Medina se abrazaron. El fallecido, cuya misa de cuerpo presente se efectuaba, hubiese aprobado el estruendoso aplauso que ignoró la ocasión. Es tal la preocupación que concita en el PLD la separación de los dos dirigentes, que no pudieron contener la alegría ante el gesto inesperado. Pero celebraron sin motivo.

Al día siguiente, el partido intentó sacar capital político del abrazo, presentándolo como prueba de la reconciliación entre dos personas cuyo distanciamiento tiene su origen en la descomposición que ha pervertido una organización fundada a partir de premisas distintas y distantes a lo que ha devenido.

Si algo hizo el abrazo fue confirmar lo ríspida que continúa estando la situación. Dos supuestos avezados políticos, ni siquiera guardaron las apariencias. No fue casual que se encontraran, por lo que hubo tiempo para calcular la parte política del asunto y preservar la imagen de un partido que se supone debiera ser la mayor preocupación para ambos. Ni eso. Llegaron separados. Se sentaron separados. El abrazo no fue espontáneo, ni amable ni cómodo. Forzado y no propició un acercamiento al final del evento. Posición anterior.

La causa de la separación es que el PLD dejó de ser un proyecto de nación colectivamente impulsado, para ser, como los demás, un escenario de lucha descarnada por hacer avanzar agendas individuales y eso enfrenta a estos dirigentes de manera irreversible, lo cual no excluye que en un momento determinado se encuentren e incluso se abracen, lo que siempre será un abrazo de osos.

Lo peor es que esa feroz competencia se libra con reglas ajenas a la democracia. Los resultados se obtienen en base a otras variables. La victoria la conquista quien mayor poder tenga de usar esos nuevos mecanismos. En un momento dado, esas ilegítimas ventajas competitivas beneficiaron a Danilo Medina. Ahora le ha tocado ser la víctima de sus efectos.

El presidente maniobra para consolidar su liderazgo a lo interno del PLD, lo cual no fuera pernicioso de no tratarse de un liderazgo a la vieja usanza, vale decir, convertir la organización en una franquicia que se activa sólo para servir a sus particulares intereses, lo que supone no apoyar a dirigentes cuyo poder transitorio pueda ir en desmedro de su influencia. El, después él y luego él. Lo mismo en que convirtió Balaguer, su actual líder, a su partido, cuyo destino debiera ser espejo para los peledeístas.

Dirigentes como el propio Danilo, Jaime David, José Tomás Pérez, estarían soñando si piensan que el presidente los apoyaría en un momento en que la Constitución le impida intentar continuar dirigiendo el Estado, obstáculo que, no le quepa dudas a nadie, tratará de derribar antes de las elecciones, o después si gana éstas. Hasta ahora ha logrado la penosa sumisión de los dos últimos, quienes han sellado para siempre su catadura de súbditos. No es previsible que logre la del primero en idénticas condiciones.

Es en ese contexto que hay que analizar el gesto de dos dirigentes que mostraron lo consciente que está cada uno de lo que aquí se ha descrito. Volverán a simular cariño si entienden que va en abono de sus propósitos. Un abrazo de compañeros que postulan con entusiasmo por un proyecto común de nación, en el PLD hace tiempo que se hizo imposible.

yermenossantos@codetel.net.do

La columna de Miguel Guerrero

La tormenta Noel, con su enorme secuela de destrucción, ha desnudado nuestra pobreza. Ha puesto otra vez de relieve la marginalidad y la desprotección que afectan a grandes masas de población que nacen, crecen, subsisten y mueren carentes de oportunidades.

Noel nos ha enfrentado a realidades espantosas a las cuales debemos mirar de frente y asumir la responsabilidad de superarlas. La crudeza de esas realidades hacen inaplazable todo esfuerzo necesario para reducir en la medida que sea posible, en el corto y mediano plazos, las grandes desigualdades sociales que hacen de nuestro modelo político un experimento fallido.

Las imágenes que todavía los diarios y las estaciones de televisión presentan de los refugios y las zonas más castigadas por la tormenta son estremecedoras.

La repartición de alimentos y medicinas no es suficiente, como tampoco lo es la entrega de zinc o de pequeñas sumas de dinero para inducir a los damnificados a abandonar los refugios, por cuanto esto sólo lograría la repetición, que el gobierno ha prometido impedir, de los asentamientos que contribuyeron a magnificar los daños y hacer de Noel una verdadera tragedia nacional.

Ahora el gobierno está ante una terrible disyuntiva. Numerosos planteles escolares están siendo utilizados como refugio y con el paso del tiempo la situación pudiera afectar el desenvolvimiento del año escolar, ya muy precario por la pérdida tradicional de horas de clase.

Esa otra realidad de nuestro deficiente sistema de enseñanza estatal coloca a los alumnos de escuelas públicas en desventaja frente a quienes asisten a colegios de paga. Sacar a esos damnificados sin proporcionarles un techo seguro sería inhumano.

Dilatar indefinidamente una solución comprometería el programa escolar. Las autoridades no parecen tener idea de cómo salir de este terrible legado de Noel y la imprevisión.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

viernes, 16 de noviembre de 2007

A.M. - Ríos que no serán

Los granceros arreglaron su mundo en el despacho adecuado y los noventa días de plazo que se les dio para retirar la maquinaria de los cauces son ya cosa del pasado. La ironía es que además, ni siquiera tendrán que buscar mercado. El Estado mismo, ese que les prohibía hace 48 horas seguir destrozando los cauces, les comprará la producción. Nuestros impuestos dirigidos directamente a dañar el país. Genial.

El secretario de Medio Ambiente, quien categóricamente expresó tantas veces que "no había marcha atrás" tendrá que hablar en latín para justificar semejante atropello ecológico, al río... y a su autoridad. Y encontrar una excusa menos patética que la de que se necesita material para arreglar los puentes que se llevó "Noel". Su misma secretaría había identificado cientos de minas secas a las que los granceros debían dirigir su mirada, y sus excavadoras.

La posibilidad de que este gobierno haga exactamente lo contrario de lo anunciado -y que marca la ley- es bastante alta. Estadísticamente, más alta de lo aconsejado en un Estado serio. Tres ejemplos sencillos: hablar de la Ley de Austeridad es ya repetirse; recordar que Huchi Lora todavía espera los documentos sobre el metro que la Ley de Acceso a la Información le garantizaban, inútil. Imposible, no citar a la Sun Land y la aprobación por el Congreso que el Ejecutivo se ahorró, inventándose una nueva categoría de pagarés.

Nada, que es p'alante que vamos (unos más que otros) y los conchos tendrán software. Esa es la modernidad que nos estamos trabajando, la del concho cibernético.

Los granceros piensan a largo plazo, Palacio a corto y a los ríos… se les agotan los plazos.

IAizpun@diariolibre.com

La columna de Miguel Guerrero

Lo del abrazo en el sepelio de un amigo común debió tener el amargo sabor de un trago de resina. Un purgante. De esos de efecto rápido, que hay que tragar de un golpe. Se vio claro en las reseñas por televisión. Ni se miraron a los ojos, ni intercambiaron saludo.

Uno le puso la mano derecha en el hombro al otro, como para mantenerlo a distancia. No hubo estrechón de manos ni intercambio de palabras. Un simple y obligado abrazo por respeto y afecto al compañero ido. Nada más.

Y cada cual después por su lado, sin prestarse atención el uno y el otro. Todo lo demás es pamplinas. Los rostros adustos con ceño fruncido eran expresión de duelo tanto como de disgusto.

No fue el abrazo natural de amigos que vuelven a encontrarse dejando atrás una rivalidad. Tuvo alguien que buscar a uno en un extremo del local para llevarlo ante la presencia del otro.

No dudo, en la política dominicana ocurre cualquier cosa, que alguna vez se reconcilien y vuelvan a ser lo que eran antes.

Pero el encuentro obligado ante el féretro del amigo nos dice que ese momento no ha llegado todavía y que, por el contrario, las distancias parecen ahora más largas que en cualquier otro momento.

Eso explica las posposiciones de una proclamación que debió hacerse ya hace un tiempo y dejan a un lado las infantiles excusas de una fecha y otra.

La natural especulación gira ahora alrededor de si la oficialización de la candidatura tendría la magia o el milagro, por lógicas razones y lealtad partidarias, de producir un nuevo encuentro.

Esa vez con abrazos más prolongados y saturada la escena con sonrisas que no se vieron, tal vez por las dolorosas circunstancias de aquel primer encuentro.

La incógnita que hace relevante la posibilidad de ese otro abrazo la crea la impresión de que la conservación del poder depende de una reconciliación que agravios recientes hacen muy difícil. La otra pregunta es qué ganaría el otro.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

jueves, 15 de noviembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "Una nueva temporada, una nueva oportunidad"

Comenzó el béisbol. Se respira a “pelota” en el ambiente. No hay cosa que disfrute más en esta época del año que las amistosas discusiones entre amigos, y en algunas ocasiones entre desconocidos, sobre el poderío de cada equipo. Las Águilas Cibaeñas y los Tigres del Licey parecerían dominar la atención de los fanáticos polarizándonos de una manera simpática y hasta comiquísima.

Juegos se ganarán, juegos se perderán. Carreras limpias, con errores; deslizamientos, cuadrangulares, hit, dobles, triples, foul, out, expulsiones, nerviosismo, pero al fin solo uno será coronado. A los demás les quedará la esperanza de un próximo año donde su novena preferida tenga otra oportunidad… otra oportunidad.

Cuando recibimos otra oportunidad tratamos de hacer las cosas diferentes a como las hicimos en el pasado donde fracasamos. En algún momento cada uno de nosotros deseará y pedirá una segunda, tercera o tal vez cuarta oportunidad.

Un esposo arrepentido pide una oportunidad a una esposa lastimada; un joven adolescente pide otra oportunidad a unos padres desesperados y avergonzados; un estudiante a su profesora ruega por un nuevo examen y poder pasar la clase; un empleado a su jefe defraudado; un novio a su novia enojada; un amigo a otro amigo traicionado, sin duda todos tendremos que pedir por una nueva oportunidad.

Sin embargo “ante el vicio de pedir, la virtud de negar”. No siempre recibiremos esa segunda oportunidad. No siempre obtendremos esa oportunidad que nos revindique de nuestros errores.

Precisamente esas son, en síntesis, las buenas nuevas del mensaje de Jesús. Dios está dándonos en la persona de Cristo una segunda oportunidad para con Él. De alguna manera todos hemos defraudado, avergonzado y traicionado a Dios. Nuestros pecados sin duda nos apartan de Él. Solo hay un precio por nuestros pecados, la muerte.

Jesús nos abrió paso para una nueva oportunidad, para ti y para mí. Con su muerte tomó nuestro lugar pagando el precio establecido con su propia vida sacrificándola en la cruz. Todavía hoy tiene los brazos abiertos para nosotros esperando que podamos recibirla. ¿Por qué muchos no tienen esa oportunidad?

Algunos creen que no la necesitan. Otros, que no la merecen (si vamos a ver, nadie la merece) Hay quienes aun no lo entienden o pretenden ignorarla. Pero todos la necesitamos. Fuimos creados para Dios. Sin Él sentiremos un vacío continuo en nuestras vidas. Sin Él, nuestras aparentes victorias serán solo momentos pasajeros de los que solo nos quedarán los recuerdos.

La victoria de Jesús sobre la muerte, fue una victoria contundente y eficaz para darnos poder sobre el pecado y sobre la muerte. Es la victoria que retumbará por toda la eternidad. Más allá de cualquier victoria, el campeonato de Jesús ha afectado la vida de personas, familias, comunidades y naciones enteras. Esta victoria sencillamente es la segunda nueva oportunidad que Dios nos brinda para disfrutar del compañerismo de su persona.

Joaquín Pérez – Popín
Pastor General
FQAQ

martes, 13 de noviembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Lo cierto es que este señor Hugo Chávez es un provocador. Ha chocado con la mayoría de sus colegas del hemisferio, contra quienes no ha tenido consideración alguna.

Desde el presidente Bush, nada más y nada menos que de Estados Unidos, pasando por los de México, el de ahora y el anterior, el de Perú, Alan García, y todo el que no vea con gusto su sueño de redentor universal, incluyendo obispos y cardenales dentro y fuera de su país, han recibido el fuego de su retórica. Los ha llamado terroristas, asesinos, borrachos y lacayos.

Su agresivo discurso no guarda las formas protocolares que se estilan en los medios en que se mueve por su condición de jefe de Estado de una gran y generosa nación como lo es Venezuela.

No desperdicia escenario alguno, especialmente aquellos que ofrecen gran espacio a su histrionismo, tan al estilo de Bucaram, el ecuatoriano aquel que todo el mundo recuerda con pena.

Le tocó ahora el turno a la Cumbre Iberoamericana, donde no respetó reglas, ignorando el tiempo permitido para discursos, insultando a un ex presidente ausente, el español José María Aznar, sobre un tema que no venía al caso y que ofendió a la delegación de ese país que le pidió respeto por las ideas, a lo que él, por supuesto, no está acostumbrado.

La amonestación del rey Juan Carlos, quien lo mandó a callar, y la lección de tolerancia que le ofreciera Rodríguez Zapatero al intervenir a favor de la dignidad de su oponente, son memorables por más que Chávez no alcance a comprender la dimensión del papelazo que ha hecho y la vergüenza que en el plano internacional esto significa para el pueblo venezolano.

El izquierdismo de Chávez es un anacronismo y es incorrecto pretender que su anti-norteamericanismo lo convierta en un revolucionario. Abusa con el petróleo de su país y cree que puede desafiar a todo el mundo. La verdad es que este tipo debe tener un tornillo flojo.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

viernes, 9 de noviembre de 2007

A.M. - Plan de comunicación

En las cuatro últimas ocasiones que el Presidente se ha visto obligado a dirigirse a la nación, ha descartado el tradicional formato de mensaje presidencial, grabado o en directo. Sus asesores, o él mismo, han elegido una puesta en escena muy pensada en la que él recibe el apoyo incondicional del auditorio, entre otras cosas, porque el escenario y la selección de los invitados no permite otra posibilidad. O se arropa con funcionarios (Hernández y Bengoa en butacones), o por empresarios (en el caso del Seguro Familiar de Salud), periodistas (en el caso de la Sun Land) o por todo el “mundo mundial", como el pasado jueves.

El mensaje: “Ni estoy solo, ni he perdido mi magia". Anula posibles disidencias (no procede que un empresario o periodista cuestione al Presidente de la República en el Salón de las Cariátides en un acto ante las cámaras de televisión) y se ahorra las explicaciones.

Sus asesores parecen decididos a combatir la imagen de político frío y desconectado del pueblo. No pierden ocasión de subir a un niño a escena, (¡hasta el 27 de Febrero!) aunque lo de cargarlo en brazos todavía está lejos. Se presenta cada vez más religioso, cuidadosamente equidistante entre católicos y evangélicos, no se vaya a disgustar un banco de votos.

El discurso post "Noel" fue alarmantemente vacío. No hacía falta hacernos llorar, -eso ya lo sabemos hacer solos, queríamos ideas- pero marca una nueva línea de teatralidad que rebaja el debate político e institucional a sus mínimos. Y esa mañana, en el Congreso, 5,000 millones más en bonos, sin dar muchas explicaciones.

IAizpun@diariolibre.com

jueves, 8 de noviembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

En mis años de ejercicio periodístico, que son muchos, no había presenciado un esfuerzo tan denodado y exitoso como el que realiza el gobierno del presidente Fernández para controlar los medios y unificar la opinión pública a su alrededor.

Una acción magistral, con efectos somníferos, que no admite réplicas ni actitudes neutrales mucho menos independientes. Los programas de radio y televisión llamados interactivos han sido tomados por puñados de dóciles escuchas y televidentes que cumplen con esmero y absoluta confiabilidad su papel de llenar esos espacios con interminables loas a las “grandes ejecutorias” del sabio hombre que dirige los destinos nacionales.

Son persistentes en su fascinante obligación de repetir las consignas casi con un rigor teutónico y una obediencia ciega.

No hay forma de salir de ellos. Están atentos a todo cuanto pasa. Las voces que llaman a los programas de madrugada, son las mismas que se escuchan con idéntico e incansable fervor y tono a media mañana, al mediodía, en la tarde y en horas avanzadas de la noche.

Sus aliados están en los medios, a la espera de sus llamadas telefónicas, prestos a asentir respecto a cuantas verdades encierran estas expresiones de adhesión dignas de un parnaso al culto de la personalidad.

Han convertido los programas en rehenes de una verdad oficial, que los cultores de la adulación admiten sin discusión alguna. Hasta las más flagrantes violaciones a la Constitución se justifican en el pretexto de que igual se hacía en el pasado, sólo que ahora se trata del progreso.

Un esfuerzo acabado y fino, apoyado firmemente en el alpiste adquirido con los impuestos que se cobran a los contribuyentes y que hace cantar al más exigente de los ruiseñores. Loable empeño oficial que cada día avanza en el propósito de reducir al mínimo el oxígeno que permite a las sociedades respirar un aire no contaminado.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

De buena tinta - El Gobierno cayó en la trampa

La oposición le comió los caramelos al Gobierno con los datos de Meteorología

La acusación fue infame, pero el Gobierno no ha podido librarse de sus efectos, por lo menos políticamente. La oposición denunció que hubo descuido en el suministro de informaciones, previo al paso de la tormenta "Noel", y lentitud en el socorro después de que se produjo el desastre.

En México ocurrió peor, pero nadie se consuela mirando hacia allá, sino que la ira es mayor cuando se reconoce que en Cuba no hubo un solo muerto, a pesar de que fue impactada igual que República Dominicana.

La diferencia estuvo en las autoridades de uno y otro país. Las cubanas estuvieron atentas a sus obligaciones y pudieron preservar vidas y bienes, en tanto que las dominicanas se dejaron sorprender por estar dedicadas a la chercha reeleccionista.

El resultado es un sentido de culpa que no se está canalizando adecuadamente. Por ejemplo, los encargados de los organismos que tienen que ver con el tiempo o con la asistencia a los damnificados se están dejando ganar por la reacción de los políticos, pero de una manera muy cómoda.

Aceptan las deficiencias en equipos y materiales, e incluso las humanas, siempre y cuando se les deje fuera de las responsabilidades. No pueden quejarse ahora de que trabajan a mano pelada, pues tiempo hubo de demandar y no lo hicieron.

Deben defender sus puestos, pero de otra forma.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "Dios en medio de la tormenta"

Mientras escribo estas líneas, aun se escuchan reportes de radio sobre los damnificados en todo el territorio nacional. Mi corazón se entristece. La lista de muertos y desaparecidos parece que irá en aumento. Son hijos, hijas, padres, madres, hermanos, hermanas, sobrinos, sobrinas, amigos, amigas y vecinos de alguien. Son como nosotros, dominicanos, hijos de esta patria.

Para los que escuchamos la información son solo números. Estadísticas para ser acumuladas en alguna oficina gubernamental o algún interesado de la Organización de Naciones Unidas (ONU) o de la Organización de Estados Americanos (OEA). Nos alivia saber que no nos pasó a nosotros. Algunos hasta pensarán que algo así no nos pasará; “eso a mi, nunca me pasará”.

En octubre del año 2001, el Dr. Salvador Gómez Veloz le daba un diagnóstico a mi dolor abdominal: Linfoma. Cáncer en el sistema linfático. Se manifestaba con tumores en diferentes partes de mi cuerpo. “¡Cáncer! Esto es un error. Dios mío, ¿dónde estás? Esto no me puede estar pasando a mí. Esto le pasa a otros pero no a mí. Yo soy quien ayuda a los que le pasan cosas como éstas; a mi se supone que no me pasen”. Un huracán llegaba a mis costas.

Durante la espera por la tomografía, examen que nos daría una idea de la extensión de la enfermedad, las noticias transmitidas en el televisor de la sala de espera notificaban la muerte del profesor Juan Emilio Bosch y Gabiño. No sé si me entristecí; creo que me alegré de su muerte. Mi alegría era entendible. Con treinta y tres años y un recién diagnóstico de cáncer podía hasta pensar que el profesor Bosch era privilegiado al vivir tantos años.

El profesor sellaba con su muerte una vida de trascendencia histórica no solo en Dominicana, también en la patria grande, América Hispana. ¿Por qué a él se le conceden tantos años de vida? En cambio, yo tengo una aparente sentencia de muerte en mi cuerpo.

Siempre tendremos preguntas sin resolver respecto a situaciones que ocurren, sobre todo estas que nos dejan con la sensación de que Dios nos ha dejado. Estas que nos hacen preguntar: Dios, ¿dónde te fuiste?

Seis años después de ese evento, mi vida y la vida de mi familia no ha sido la misma. Una vez alguien dijo: “Lo que no me mata, me hace más fuerte”. El cáncer fue, para mi esposa y para mí, una escuela de fe y de amor.

El tratamiento con quimoterapia, los incontables exámenes, los fastidiosos estudios invasivos, el coraje, los desvelos, las lágrimas, las dudas, los temores, las largas esperas, las recaídas, los dolores, el cansancio, el silencio, las preguntas, los demás pacientes que morían a mi lado, nada, pero nada de esto impidió que viéramos a Dios en todo el proceso. Nada impidió que recibiéramos su paz y su gozo en medio de la tormenta.

Dios estuvo desde antes del diagnóstico con nosotros y aun seguía allí. ¿Quieres saber donde está Dios en tu tormenta? Donde mismo lo dejaste antes de la difícil situación. Si no lo tenías cerca, búscalo. Él desea estar contigo en medio de tu tormenta.

Sin duda, debemos cuidarnos durante la crisis de nuestros verdaderos enemigos. Esos son: la autocompasión, la queja, el orgullo, la ceguera que no permite ver el propósito de Dios en la angustia; la negación, el corazón poco reflexivo, la desesperanza, el aparentar que somos fuertes cuando en realidad necesitamos a los demás; el no humillarnos delante de Dios arrepentidos, buscando su gracia. Finalmente, el no aprender, crecer y madurar en estas escuelas de fe y amor que todos viviremos mientras nuestro peregrinaje se prolongue en esta vida.

Lamento profundamente las dificultades que produjo la tormenta Noel en muchas hermanas y hermanos nuestros. Los que perdieron sus parientes, sus casas y sus pertenencias. Pero hay cosas que “la tormenta” no nos puede arrebatar: el amor de Dios. La esperanza y la fe en Él. Las ganas de levantarnos con las fuerza que viene del Señor de en medio de los escombros de las diferentes “tormentas de la vida” que como Noel atentan con robarnos la vida, la fe y las ganas de vivir.

Todavía puedo escuchar el eco de las palabras de mi esposa Anabel en mi corazón cuando con angustia le dije que tenía una sentencia de muerte; me dijo: “No Popín, tu tienes una sentencia de vida”. Tenía razón mi querida esposa. Años después tenemos más vida que antes. Por el solo hecho de tener a Dios en medio de la tormenta.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Romanos 8:35, 37-38


Joaquín Pérez – Popín
Pastor General
FQAQ

DANDO DATOS "COE en Emergencia"

Por: Víctor O. Gómez Casanova

En los últimos días y a propósito del paso de la tormenta tropical Noel por nuestro país, he estado leyendo y analizando la ley 147-02 sobre Gestión de Riesgos que fuera promulgada el 22 de agosto del año 2002 y resulta que por más que busco, no encuentro un solo artículo ni una sola línea que establezca la cantidad de recursos que el gobierno central debiera destinar para la prevención y enfrentamiento de desastres.

En los artículos 20, 21 y 22 de la referida ley se habla de un Fondo Nacional de Prevención, Mitigación y Respuestas ante Desastres y su Junta Administrativa, sin embargo no se establece un monto específico para la asignación de los recursos con los que debe operar.

El Mayor General Luis A. Luna Paulino quien es el Director de la Defensa Civil tuvo la responsabilidad, el valor y el coraje de denunciar públicamente que ese organismo necesita de las herramientas y equipos necesarios para enfrentar los retos y desafíos de fenómenos atmosféricos que causan tragedias y desastres como el que estamos viviendo actualmente y reclamar un presupuesto que permita realizar labores de alerta, prevención y rescate a la altura que demandan las circunstancias en un país que como el nuestro es amenazado anualmente por huracanes, tormentas, depresiones y vaguadas donde de cualquier llovizna con brisa llueve adentro y escampa afuera.

He sido uno de los principales críticos del desempeño de las actuales autoridades ante esta terrible tragedia. Insisto en que no se informó a la población ni se tomaron las medidas necesarias para prepararnos ante la llegada de Noel, pero justo es reconocer la valentía y responsabilidad del General Luna Paulino cuando señala las precariades que tienen que sortear los organismos de socorro en la República Dominicana.

Y es que no podemos vivir en un país donde tengamos un metro y no hayan radios de comunicación para las oficinas de la Defensa Civil; el gobierno gasta millones de pesos en la compra de aviones en Brasil y no hay un helicóptero de rescate; se gastan millones de pesos en viajes de funcionarios al exterior y no hay vehículos especializados para ser utilizados en zonas de desastres. El llamado ha sido claro, el COE está en estado de ¡EMERGENCIA!

www.victorgomezcasanova.com

martes, 6 de noviembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Las imágenes de televisión y las fotografías de los periódicos muestran lo que todo el mundo aquí temía: el aprovechamiento por el Gobierno de la gran tragedia nacional para promover la candidatura del presidente Fernández.

Las pequeñas fundas con magras raciones de alimentos, apenas para uno o dos días, que se distribuyen entre los damnificados llevan inscrita la frase “¡ E palante que vamos!”, el lema de campaña de la reelección.

Por igual se ha incrementado la propaganda electoral mediática, pagada con recursos del Estado, en momentos en que esos fondos deberían ser dedicados al auxilio de las cientos de miles de familias que han quedado sin hogar y lo han perdido todo a causa de las terribles inundaciones ocasionadas por el paso de la tormenta Noel.

Tales hechos constituyen una provocación al buen sentido y una grosera comercialización con el sufrimiento y el dolor de una parte importante del pueblo dominicano.

El gobierno que no supo con acciones preventivas amortiguar los efectos de la tormenta, y que ignoró incluso la amenaza que representaba para el país, según la ONU, los aprovecha ahora en beneficio político.

Este incomprensible comportamiento puede acarrearnos más dificultades de las que ya tenemos, porque toda esa ayuda proviene del presupuesto nacional, de ayuda internacional y de aportaciones privadas, tanto de empresas como de particulares.

No se justifica entonces que se le de un tratamiento partidista al reparto de esas contribuciones, humillando de esta manera a todo aquel necesitado de la solidaridad que el país ha sabido expresar en estos momentos de angustia y duelo nacional.

Al gobierno y al presidente les esperan horas muy difíciles y la nación espera que dejen atrás la politiquería y actúen conforme a la enorme tarea que la ira de la naturaleza les ha puesto por delante.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

sábado, 3 de noviembre de 2007

Noel y Leonel: de tragedias y errores

READING, PA.-Ahora resulta que algunos pretenden que no se hagan cuestionamientos políticos al presidente Leonel Fernández por su responsabilidad ante el muy pronosticable y previsible desastre de la tormenta Noel y que tampoco es el momento de señalar culpables, sino de "reconstruir" el país. Esperemos que no lo reconstruyan de la misma forma, porque el desenlace se va a repetir.

La primera parte de la pretensión es perfectamente recomendable, para aplicársela a los políticos que insensibles ante la tragedia, siguen en campaña, enrostrándole al gobierno actual los mismos descuidos en los que ellos incurrieron cuando estaban al frente de la administración pública, o en los que incurrirán, (y eso se puede pronosticar sin márgenes de error), si llegan a tener acceso a esas posiciones.

Esos políticos como los del PRD Y PRSC que critican hoy lo que harán mañana o lo que hicieron ayer, o como los del PLD, que hacen hoy lo que criticaron ayer y lo que criticarán mañana, lo que dan es asco.

Sin embargo, tan repudiable como las críticas politiqueras de sujetos con los mismos perfiles ideológicos, el mismo pragmatimo ético y la misma incompetencia del presidente Fernández es la pretendida apoliticidad de los seguidores de este, que no han acabado de cuantificar las pérdidas en vidas y bienes de las que ellos y su Presidente son ahora mismo los principales responsables, cuando saltan a la defensiva a exigir que nadie se queje y que mucho cuidado con hablar de quienes tienen la culpa. De hecho, es de temer que lo único que el presidente Fernández esté haciendo ahora mismo, en medio de la catástrofe, es politiquería y clientelismo de campaña, como ya ha hecho antes.

En su anterior gobierno, en Septiembre del 1998, el huracán Georges azotó la República Dominicana, en circunstancias y con consecuencias tan similares a las de hoy, que hacen imposible considerar como contingencia sorpresiva, lo que tiene mucho de negligencia recurrente y de imperdonable descuido. Y por si él y su equipo se habían olvidado del asunto, ahí estuvo la tragedia de la inundación de Jimaní, en Mayo del 2004, durante el gobierno de Hipólito Mejía, para recordares la urgente necesidad de tomar en serio asuntos absolutamente prioritarios, como el plan de prevención y manejo de desastres.

Con Noel, el gobierno de Leonel Fernández repitió el más grave de todos los errores que cometió hace nueve años con Georges: no informó, ni advirtió adecuadamente a la población y no inició a tiempo los operativos del Plan Nacional de Emergencia, que aunque existe desde 1983, y que para lo único que ha servido hasta el momento es para alimentar a los ratones en las oficinas donde se guardan esos archivos.

Aparte del error mencionado, el presidente Fernández también está repitiendo la misma fórmula que tiene patentada en la confrontación de la realidad: operativitos para poner parches y muchas promesas populistas. Todavía el gobierno tiene damnificados del ciclón David de 1979, (¡Hace casi 30 años!) y lo mismo que les debe a aquellos, se lo está prometiendo a estos.

Desde luego, que se pondrán los habituales tapa goteras con las que estos gobiernos de irresponsables e ineptos enfrentan crisis, especialmente ahora, cuando es indispensable ofrecer algún indicio de diligencia, con las elecciones al doblar la esquina. Pero todo volverá a repetirse dentro de un tiempo. Y me excusan los que quieren que otros sean optimistas a punta de pistola. Es posible incluso que dada la falta de previsión del gobierno y los cambios climáticos globales, los desastres sean peores y más frecuentes.

Nuestra bella y querida República Dominicana es un país con condiciones geológicas, topográficas y geográficas que la hacen muy proclive a los desastres naturales. No solo está en el "trayecto del sol", sino en el trayecto favorito de los huracanes tropicales, (desde 1873 hasta hoy ha sido azotada por unos 70 ciclones, de los que dos o tres han destruido casi totalmente a Santo Domingo y muchos han desmantelado otras zonas) y la atraviesa un sistema de ‘fallas’ tectónicas que mantienen bajo una permanente, pero habitualmente soslayada, amenaza sísmica.

Una parte de los desastres es imprevisible y no son culpa de Dios, ni del Diablo, ni del gobierno, sino que corresponden a fenómenos naturales dentro de la evolución y dinámica de nuestro planeta.

Pero aparte de lo que no se puede evitar, hay variables sociales, que van desde la irresponsable depredación ecológica local (y de la global, especialmente por parte de gobiernos como el de Estados Unidos), hasta la simple miseria y la falta de planificación para los asentamientos poblacionales, en las que se tiene que intervenir con voluntades y propuestas políticas.

Esas voluntades son justamente las que les han faltado a gobiernos como el del presidente Fernández, o al de Hipólito, o a los de Balaguer, demasiado entretenidos en desfalcar al país, como para preocuparse por sus problemas estructurales y riesgos conocidos.

Al mismo gobierno que es tan cuidadoso renovando permanentemente las flotillas de yipetas del Presidente y los funcionarios, para que estos puedan exhibir su opulencia en vehículos de último modelo, no se le ocurre ir a Villa Altagracia, a comprar un par de yolas para rescatar a alguna familia encaramada en un árbol, rezando inútilmente por un milagro que no ocurre.

Al sentarme a escribir esto, me siento exactamente igual y con las mismas mortificantes expectativas que cuando hace tres años y medio reflexionaba sobre aquel desastre de Jimaní, durante el gobierno de Hipólito.

Recuerdo que aquella vez no pude resistir las imágenes en la televisión y ahora es igual. Con sólo leer los titulares se me hace un nudo en la garganta y siento un peso en el corazón. Sé que muchos dominicanos y dominicanas se encuentran igual y que al margen de sus cegueras políticas saben que esto no está bien. Y que no tiene justificación. Por más domesticado que esté un pueblo tiene que percibir que aquí hay algo que anda terriblemente mal.

También me tocó sentir y escribir algo muy parecido cuando Georges y francamente, pasarse la vida dando vueltas en el mismo punto resulta tan angustiante y desolador. y tan desesperante, que yo no me explico cómo es que un país lo aguanta todo con tanta ecuanimidad.

cleo264@ yahoo.com