jueves, 29 de noviembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero

Permítanme recrearles una experiencia reciente.Hace meses recibí la llamada de un influyente empresario solicitando un consejo sobre un problema que no lo dejaba dormir. La causa de su inquietud eran los ataques personales y a sus empresas, cada vez más frecuentes, al través de un medio electrónico.

Tres días antes de su llamada, le había constatado un mensajero con una oferta de paz.

Las referencias a su persona y empresas terminarían y no se haría caso alguno a “insistentes rumores” que le pondrían en apuros con su familia, a cambio de una suma generosa. El buen señor prometió pensarlo.

Las referencias pararon y el hombre no se preocupó más por el asunto.

Un día le llamó uno de sus socios para preguntarle: “¿Oíste lo que de ti dijeron?” y él saltó vuelto un etcétera de su asiento en la oficina. Llamó a la publicitaria a cargo del manejo de sus productos y consiguió una grabación.

Lo que escuchó, sin embargo, no era comparable con lo que se le había dicho antes. Los amigos le aconsejaron que no le hiciera caso a esas cosas y pudo dormir tranquilo esa noche.

Los días transcurrían y nada nuevo pasaba. Estaba a punto de enterrar sus preocupaciones cuando se enteró de otra mención capaz de alterarle la jornada.

Al siguiente, un comunicador de otro medio se hizo eco de aquella “interesante información” que unos colegas suyos habían planteado. “Esto merece una investigación”, dijo uno.

Más adelante esa misma semana, eran ya él y sus empresas la comidilla de aquéllos dos y un tercer programa, de esos que no se ven o escuchan mucho pero con fuerza para agriarle el día a la mente más tranquila.

Fue entonces cuando me llamó. Con perceptible tono de angustia me preguntó qué debía hacer. Le sugerí que sólo tenía dos opciones: denunciarlos o pagarles. “No puedo hacer ninguna”, me dijo casi al borde de la desesperación. Yo le respondí: “¡Pues jódete!”, y le cerré el teléfono.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

martes, 27 de noviembre de 2007

DANDO DATOS PLD y JCE

Por: Víctor Gómez Casanova

Al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) le conviene y le interesa que la Junta Central Electoral (JCE) mantenga la Resolución No. 07/2007 que prohíbe toda propaganda y publicidad político partidaria de los candidatos presidenciales para las próximas elecciones.

¿Qué por qué decimos esto? Veamos: 1.- No presentaron recurso de revisión ante la JCE por la citada resolución, que como establece la Ley Electoral 275-97 es la vía legal para protestar por la medida tomada por el Pleno de la JCE; 2.- Su Delegado Político quien es a su vez el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, Dr. César Pina Toribio, en su exposición del pasado Sábado 24 en la audiencia pública ante el Pleno de la JCE, se concentró más en rechazar la propuesta de solución al impasse, presentada por los Partidos de Oposición, que a referirse a la citada Resolución; y 3.- Al candidato del partido de Gobierno no le importaría ni le afectaría que le prohibieran promocionarse como candidato presidencial a la reelección por el PLD, toda vez que sí pudiera hacerlo como Presidente de la República y sus adversarios no, lo cual lo colocaría en una posición de ventaja frente a sus competidores, y hasta sería más negocio para el Partido oficial, ya que el PLD dejaría de gastar en publicidad de campaña y esos gastos se le cargarían al Centro de Información Gubernamental, a la Dirección General de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia, a las diferentes Secretarías de Estado y/o Instituciones Oficiales que promocionan las acciones del Jefe del Estado.

Y es que al final de cuentas solo habría que preguntarse ¿Qué diferencia hay entre ¡E` Pa`lante que Vamos! y ¡Pa`lante Presidente!?; o ¿Qué diferencia hay entre un anuncio del Presidente Candidato a la reelección por el PLD o del Presidente de la República por el Centro de Información Gubernamental?.

Presidente trata minimizar desastre Noel

Por: Salomón Sanz Jr

No es un secreto para ningún dominicano que el Presidente hace su mejor esfuerzo en minimizar los hechos ocurridos el pasado fin de semana, donde por desgracia, los dominicanos fueron víctimas de un fenómeno atmosférico, el cual demostró al mismo tiempo, la falta de planificación de nuestras autoridades.

La irrefutable ineficiencia, demostrada por la cantidad de muertes que se pudieron evitar, y que hasta ahora ni el mismo presidente se atreve a decir responsablemente cual es el verdadero numero de victimas, coloca a nuestras actuales autoridades en directa evidencia de que sus acciones están conjuntamente relacionadas con una complicidad vergonzosa e imperdonable.

Peor aún, desde ese mismo día que marcó negativamente la vida de los mas vulnerables, todavía se observa como las autoridades, que haciendo lujo de una desastrosa inoperancia, no han sido capaces de cumplir con el sacrosanto deber de ahorrarle mas dolor y sufrimiento a los que penosamente le dieron la confianza de dirigirles: el desafortunado pueblo dominicano.

La falta de coordinación en nuestro sistema de emergencia provocó que la tormenta nos sorprendiera a todos, y lo hizo precisamente teniendo como contrapartida la noche, que si bien la mayoría duerme sin energía eléctrica, es a duras penas el único momento que los dominicanos tienen para descansar sus mentes cargadas de frustraciones, por el dolor y engaño que causa vivir en un país donde la corrupción anda a todo tren, donde la miseria que actúa conjuntamente a la penosa maniobra del bulo por parte del Ejecutivo, mas humillante no puede ser.

Los hospitales, que ante la fría y descabellada mirada de las autoridades de salud, ya se han convertido en un inexorable paso premorti, el sistema de educación que mas salvaje, bochornoso e ineficiente no puede ser, es a la vez el sistema mas atiborrado de infamia por parte de las autoridades mas indolentes jamás vistas ni siquiera en los peores momentos de este pueblo.

Es ahí en el desgarrante dolor de los mas afectados que en un feroz atrevimiento en contra de toda sensatez y cargando de veneno la ya deteriorada atmósfera de convivencia, que el presidente no solo se convierte en un simple recadero de sus ineficientes funcionarios, sino que además los justifica, se despacha un decreto de emergencia solo para compras, solicita prestamos, y ni siquiera se preocupa por guardar apariencias nombrando una comisión de la sociedad civil y demás para llevar un poco de claridad al uso de los recursos y sobre todo de sus intenciones.

El presidente agrega mas mentira a la mentira, mas engaño al engaño , y mas falsedad a la falsedad al no reconocer que en un país donde a una semana del infortunio no se sabe cuantas personas han perdido sus vidas, los mas de 55 mil que lo han perdido todo por lo que han luchado con el honesto sudor de su frente, una economía agrícola devastada, y ni por lo menos así, con toda la verdad de los hechos y su elocuencia aterradora, no es capaz de detenerse y ejercer con responsabilidad, con humildad, la dura tarea de empezar, al margen de la politiquería barata, la obligada reconstrucción de este país luego de que la tormenta Noel creara una verdadera catástrofe.

Siempre se ha dicho que todo obedece a una causa, que la casualidad no existe, y que la verdad, lejos de ser vista por quienes están preñados de argucia, es solo la perspectiva de los hombres de buena voluntad que saben descifrarla.

Y si esta desgracia es algún mensaje, es necesario entonces preguntarse si es coincidencia que el nombre de la tragedia se llamara Noel, calificativo que si fuera leído al revés, entonces podríamos descubrir el mismo seudónimo que nuestro propio presidente usa cuando dice que rugirá en su intento de reelección: León.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Solo para adultos

Por: Nancy Álvarez

Entre padres e hijos

“Conversar con niños es un arte único con sus propias reglas y significados. Los niños raramente son ingenuos en sus comunicaciones. Sus mensajes a menudo están en clave y hay que saber descifrarlos” (Dr. Haim G. Ginott).

Así se llama un hermoso libro que me envió Milena Alberti de Random House. Viniendo de Nueva York, empecé a leerlo en el avión, ¡qué hermosa sorpresa!

Todo padre ama a su hijo, hay que estar muy enfermo para que esto no suceda, aun así, son precisamente esos padres que tanto los aman quienes más los maltratan y abusan de ellos, según las estadísticas. En el último entrenamiento sobre violencia que recibí, confirmé que el lugar más peligroso es el hogarÖ cuando debería ser todo lo contrario. La familia debe ser el útero donde nos refugiamos cuando todo va mal afuera, el colchón donde nos acostamos en posición fetal, buscando solidaridad y apoyo emocional. Tristemente no es así. Muchas familias, a pesar de sus buenas intenciones, no funcionan.

El autor, Dr. Haim G. Ginott lo repite una y otra vez de diferentes formas: la conducta de los padres tienen serias consecuencias en los niños, ya que afectan su amor propio, para bien o para mal. Aun los padres que podemos llamar “buenos y cariñosos” hacen cosas terribles como:

-Reprochar
-Criticar
-Juzgar
-Ridiculizar
- Etiquetar
-Amenazar, etc.


La gran mayoría de los padres no saben que nos enfermamos con las palabras y nos sanamos con ellas también. Ellos no tienen idea del gran poder de destrucción que tienen las palabras. Las palabras, dice el autor, son como cuchillos. Aunque no hieren físicamente, matan emocionalmente. Si queremos ayudar a nuestros hijos debemos comunicarnos con ellos afectuosamente, debemos en cada comunicación tratar de desarrollarles la auto confianza, disciplinarlos sin humillarlos, alabarlos sin juzgarlos, expresarles el enojo sin herirlos, reconocer sus sentimientos, sus percepciones y opiniones, en lugar de discutirlas, responder sus preguntas para ayudarlos a confiar en su realidad interna y desarrollar confianza en sí mismos.

Los padres no fallan por falta de cariño, sino por falta de comprensión. No fallan por ser pocos inteligentes sino por tener pocos conocimientos. Ser padre amerita estudiar, conocer, muchos creen que con una buena dosis de amor y de sentido común cualquiera puede ser un buen padre nada más lejos de la verdad.

Si realmente queremos mejorar como padres debemos cuidar como respondemos a nuestros hijos: con un lenguaje libre de críticas, es fundamental no criticar el comportamiento y proteger los sentimientos, para así lograr hijos solidarios, comprometidos, valientes, justos, respetuosos con los demás y consigo mismos, seguros de si mismos. Para conseguir esto no basta con el amor, con lo que aprendimos de nuestros padres o con la intuición necesitamos habilidades y debemos aprenderlas.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "Cuando se pierden los sueños"

Posiblemente eran como las dos de la madrugada cuando, al salir de un restaurante en la ciudad de Miami, un grupo de ministros y yo nos topamos con una mujer deambulante aparentemente drogada. Esta mendigaba en el parqueo del establecimiento. Por su acento identificamos que era de nacionalidad cubana. Se nos acercó y sin pudor ninguno nos pidió dinero.

La pregunta en mi corazón no se hizo esperar: ¿Qué hace esta inmigrante cubana mendigando en las calles de Miami? ¿Esto fue lo que vino a hacer de Cuba a Miami, mendigar, drogarse? ¿Qué pasó con los sueños de trabajo, progreso y bienestar para los suyos?

Precisamente, el grupo de ministros cristianos que nos reunimos en el restaurante estábamos dando los últimos toques y salvando detalles de nuestro viaje a nuestra hermana República de Cuba. Saldríamos en tres horas hacia la Habana a colaborar con hermanos cubanos en varias iglesias cristianas de distintas denominaciones que soñaban (y aun sueñan) con una patria mejor.

En Puerto Rico, mientras esperaba en un semáforo la luz a mi favor, un joven andrajoso y evidentemente drogado se acercaba a mi vehículo y me pedía dinero. Le miré a los ojos y le dijo: ¿Qué soñabas cuando niño? ¿Qué querías hacer con tu vida: pedir en las calles, drogarte y matarte poco a poco? Bajó su mirada, no sin antes ver mi rostro lleno de compasión por él. Compasión que nace de haber conocido el amor de Dios.

Lo irónico era que durante esos días mientras yo recibía quimioterapia, ó sea, drogas para poder vivir y superar el cáncer, él las consumía para morir. Quizás intentando apagar dolores profundos en su corazón.

Lo irónico también era que ambos estábamos enfermos; yo con cáncer, él en la drogadicción. Solo había una diferencia: yo tenía sueños y le pedía al Señor más años de vida; él le pedía a la droga que acabara con su vida. Posiblemente él, en algún punto de su vida, perdió sus sueños y con ellos el deseo de vivir.

Un divorcio, un abuso sexual en secreto, una infidelidad, una palabra hiriente de alguien significativo; un abandono, un rechazo, un accidente, un abrazo que nunca llegó; la muerte de un hijo, la pérdida del empleo, la inversión que se perdió, la traición de un gran amor; solo pregúntate, ¿Qué echó a perder tus sueños?

Necesitamos acercarnos al dador de los sueños. A Aquel cuyos pensamientos para nosotros y nuestras familias son pensamientos de bendición y de bienestar. Solo Dios tiene el poder de darnos la capacidad de superar situaciones difíciles; Dios tiene el poder para sanar nuestras heridas, quitar la vergüenza del pasado; Dios tiene el poder de levantarnos de todo fracaso y en muchas ocasiones darnos sueños nuevos conforme a su corazón.

Cuando se pierden los sueños es el momento perfecto para volvernos a Dios, y correr humildemente a sus pies. Reconociendo nuestro fracaso y nuestra derrota. Dios será la respuesta a nuestra necesidad porque nos ama, porque le importamos y porque Él tiene sueños y planes en su corazón para nosotros. Estos planes Dios los revelará a nuestro corazón en la medida que le conozcamos y nos acerquemos al Él.

“Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.

Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, porque me buscarán de todo corazón”. Jeremías 29:11-13

Joaquín Pérez – Popín
Pastor General

martes, 20 de noviembre de 2007

ENFOQUES Amable Aristy, ¿un problema del PRD?

En los últimos meses, el PRD ha tenido como elemento esencial de campaña denunciar algunos problemas de índole legal-administrativa del gobierno peledeísta. Los casos más sonados son los contratos de la Sunland.

El objetivo es provocar el descrédito del gobierno, y de paso, diluir la historia de corrupción e ineficiencia del pasado gobierno perredeísta.

Sin embargo, los datos de las encuestas recientes sugieren que la estrategia electoral no está rindiendo los frutos deseados para el perredeísmo.

Es claro que el gobierno del PLD registra una merma considerable en su popularidad producto de los desaciertos gubernamentales. Así lo revelan las encuestas de dos medios de comunicación: la Hoy-Gallup del mes de agosto y la Clave-Noxa-Cies de noviembre.

En ambas, el presidente Leonel Fernández aparece con una preferencia de 42%, muy inferior al 57% que logró en las votaciones de 2004, e incluso por debajo de los niveles de aprobación que logró su gobierno en los primeros dos años.

Pero estos datos no constituyen necesariamente mala noticia para el gobierno. De agosto a noviembre, Fernández aparece en la delantera con el mismo porcentaje, lo que indica que la intención de voto por el PLD no ha seguido deteriorándose, a pesar de las críticas y el descontento.

El problema principal lo tiene el candidato del PRD, que muestra un cierto retroceso en las preferencias electorales.

En la encuesta Hoy-Gallup de agosto, Miguel Vargas Maldonado apareció con 35% de intención de votos y en la de Clave de noviembre con 30%.

¿Dónde buscarán los dirigentes del PRD los votantes para aumentar las posibilidades de triunfo de su partido?

Tradicionalmente, los dominicanos pobres han sido balagueristas o perredeístas, aunque el desplome electoral de esos dos partidos en el 2004 trasladó muchos votantes pobres al PLD.

Hábilmente, Amable Aristy ha escogido los pobres como grupo social para definir temáticamente su campaña. De ahí su slogan: “Amable: el presidente de los pobres”.

Su estrategia clientelista de repartir comestibles o productos para el hogar se ajusta a las necesidades extremas de ese sector social y a las limitaciones de Aristy como candidato.

Por ejemplo, es más fácil movilizar un grupo de personas pobres para repartir papeletas de 100 y 500 pesos, gallinas, cerdos y canastilla, que personas de clase media o media alta que aspiran a beneficios más costosos y discursos más sofisticados.

Con su planteamiento justificativo de que no es un delito repartir comida a los pobres, Amable Aristy transita por el territorio nacional sin mayor oposición desde ningún frente.

Su práctica de clientelismo sin tapujos encuentra, por un lado, el asombro convertido en jocosidad, y por otro, el apoyo explícito a su dadivosidad.

Desde los partidos, el PRD no lo critica porque espera contar con su apoyo si hay segunda vuelta. El PLD, por su parte, tiene como estrategia no enfrentar directamente al PRSC para dejar abierta la posibilidad, aunque remota, de apoyo. Además, consideran al candidato reformista un rival fácil de vencer.

Sin oposición explícita del PRD ni del PLD, Amable Aristy interpela a los pobres con las pocas palabras que repite y con su clientelismo móvil en los llamados cacerolazos, cuyo objetivo no es sólo ganarse el apoyo de los agraciados, sino también tener un impacto mediático en la opinión pública que aumente sus niveles de popularidad.

Por el momento, su estrategia le deja frutos. En la encuesta Hoy-Gallup de agosto Amable Aristy apareció con un 14% y en la de Clave tres meses más tarde con 17%.

Es muy probable que el escenario de preferencias electorales cambie un poco durante los próximos meses, pero por el momento, un desafío que enfrenta el PRD, e incluso el PLD, es cómo encarar con efectividad la apropiación clientelista que hace Amable Aristy de los electores pobres.
Por: Rosario Espinal

El abrazo imposible

POR PEDRO P. YERMENOS FORASTIERI

Leonel Fernández y Danilo Medina se abrazaron. El fallecido, cuya misa de cuerpo presente se efectuaba, hubiese aprobado el estruendoso aplauso que ignoró la ocasión. Es tal la preocupación que concita en el PLD la separación de los dos dirigentes, que no pudieron contener la alegría ante el gesto inesperado. Pero celebraron sin motivo.

Al día siguiente, el partido intentó sacar capital político del abrazo, presentándolo como prueba de la reconciliación entre dos personas cuyo distanciamiento tiene su origen en la descomposición que ha pervertido una organización fundada a partir de premisas distintas y distantes a lo que ha devenido.

Si algo hizo el abrazo fue confirmar lo ríspida que continúa estando la situación. Dos supuestos avezados políticos, ni siquiera guardaron las apariencias. No fue casual que se encontraran, por lo que hubo tiempo para calcular la parte política del asunto y preservar la imagen de un partido que se supone debiera ser la mayor preocupación para ambos. Ni eso. Llegaron separados. Se sentaron separados. El abrazo no fue espontáneo, ni amable ni cómodo. Forzado y no propició un acercamiento al final del evento. Posición anterior.

La causa de la separación es que el PLD dejó de ser un proyecto de nación colectivamente impulsado, para ser, como los demás, un escenario de lucha descarnada por hacer avanzar agendas individuales y eso enfrenta a estos dirigentes de manera irreversible, lo cual no excluye que en un momento determinado se encuentren e incluso se abracen, lo que siempre será un abrazo de osos.

Lo peor es que esa feroz competencia se libra con reglas ajenas a la democracia. Los resultados se obtienen en base a otras variables. La victoria la conquista quien mayor poder tenga de usar esos nuevos mecanismos. En un momento dado, esas ilegítimas ventajas competitivas beneficiaron a Danilo Medina. Ahora le ha tocado ser la víctima de sus efectos.

El presidente maniobra para consolidar su liderazgo a lo interno del PLD, lo cual no fuera pernicioso de no tratarse de un liderazgo a la vieja usanza, vale decir, convertir la organización en una franquicia que se activa sólo para servir a sus particulares intereses, lo que supone no apoyar a dirigentes cuyo poder transitorio pueda ir en desmedro de su influencia. El, después él y luego él. Lo mismo en que convirtió Balaguer, su actual líder, a su partido, cuyo destino debiera ser espejo para los peledeístas.

Dirigentes como el propio Danilo, Jaime David, José Tomás Pérez, estarían soñando si piensan que el presidente los apoyaría en un momento en que la Constitución le impida intentar continuar dirigiendo el Estado, obstáculo que, no le quepa dudas a nadie, tratará de derribar antes de las elecciones, o después si gana éstas. Hasta ahora ha logrado la penosa sumisión de los dos últimos, quienes han sellado para siempre su catadura de súbditos. No es previsible que logre la del primero en idénticas condiciones.

Es en ese contexto que hay que analizar el gesto de dos dirigentes que mostraron lo consciente que está cada uno de lo que aquí se ha descrito. Volverán a simular cariño si entienden que va en abono de sus propósitos. Un abrazo de compañeros que postulan con entusiasmo por un proyecto común de nación, en el PLD hace tiempo que se hizo imposible.

yermenossantos@codetel.net.do

La columna de Miguel Guerrero

La tormenta Noel, con su enorme secuela de destrucción, ha desnudado nuestra pobreza. Ha puesto otra vez de relieve la marginalidad y la desprotección que afectan a grandes masas de población que nacen, crecen, subsisten y mueren carentes de oportunidades.

Noel nos ha enfrentado a realidades espantosas a las cuales debemos mirar de frente y asumir la responsabilidad de superarlas. La crudeza de esas realidades hacen inaplazable todo esfuerzo necesario para reducir en la medida que sea posible, en el corto y mediano plazos, las grandes desigualdades sociales que hacen de nuestro modelo político un experimento fallido.

Las imágenes que todavía los diarios y las estaciones de televisión presentan de los refugios y las zonas más castigadas por la tormenta son estremecedoras.

La repartición de alimentos y medicinas no es suficiente, como tampoco lo es la entrega de zinc o de pequeñas sumas de dinero para inducir a los damnificados a abandonar los refugios, por cuanto esto sólo lograría la repetición, que el gobierno ha prometido impedir, de los asentamientos que contribuyeron a magnificar los daños y hacer de Noel una verdadera tragedia nacional.

Ahora el gobierno está ante una terrible disyuntiva. Numerosos planteles escolares están siendo utilizados como refugio y con el paso del tiempo la situación pudiera afectar el desenvolvimiento del año escolar, ya muy precario por la pérdida tradicional de horas de clase.

Esa otra realidad de nuestro deficiente sistema de enseñanza estatal coloca a los alumnos de escuelas públicas en desventaja frente a quienes asisten a colegios de paga. Sacar a esos damnificados sin proporcionarles un techo seguro sería inhumano.

Dilatar indefinidamente una solución comprometería el programa escolar. Las autoridades no parecen tener idea de cómo salir de este terrible legado de Noel y la imprevisión.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

viernes, 16 de noviembre de 2007

A.M. - Ríos que no serán

Los granceros arreglaron su mundo en el despacho adecuado y los noventa días de plazo que se les dio para retirar la maquinaria de los cauces son ya cosa del pasado. La ironía es que además, ni siquiera tendrán que buscar mercado. El Estado mismo, ese que les prohibía hace 48 horas seguir destrozando los cauces, les comprará la producción. Nuestros impuestos dirigidos directamente a dañar el país. Genial.

El secretario de Medio Ambiente, quien categóricamente expresó tantas veces que "no había marcha atrás" tendrá que hablar en latín para justificar semejante atropello ecológico, al río... y a su autoridad. Y encontrar una excusa menos patética que la de que se necesita material para arreglar los puentes que se llevó "Noel". Su misma secretaría había identificado cientos de minas secas a las que los granceros debían dirigir su mirada, y sus excavadoras.

La posibilidad de que este gobierno haga exactamente lo contrario de lo anunciado -y que marca la ley- es bastante alta. Estadísticamente, más alta de lo aconsejado en un Estado serio. Tres ejemplos sencillos: hablar de la Ley de Austeridad es ya repetirse; recordar que Huchi Lora todavía espera los documentos sobre el metro que la Ley de Acceso a la Información le garantizaban, inútil. Imposible, no citar a la Sun Land y la aprobación por el Congreso que el Ejecutivo se ahorró, inventándose una nueva categoría de pagarés.

Nada, que es p'alante que vamos (unos más que otros) y los conchos tendrán software. Esa es la modernidad que nos estamos trabajando, la del concho cibernético.

Los granceros piensan a largo plazo, Palacio a corto y a los ríos… se les agotan los plazos.

IAizpun@diariolibre.com

La columna de Miguel Guerrero

Lo del abrazo en el sepelio de un amigo común debió tener el amargo sabor de un trago de resina. Un purgante. De esos de efecto rápido, que hay que tragar de un golpe. Se vio claro en las reseñas por televisión. Ni se miraron a los ojos, ni intercambiaron saludo.

Uno le puso la mano derecha en el hombro al otro, como para mantenerlo a distancia. No hubo estrechón de manos ni intercambio de palabras. Un simple y obligado abrazo por respeto y afecto al compañero ido. Nada más.

Y cada cual después por su lado, sin prestarse atención el uno y el otro. Todo lo demás es pamplinas. Los rostros adustos con ceño fruncido eran expresión de duelo tanto como de disgusto.

No fue el abrazo natural de amigos que vuelven a encontrarse dejando atrás una rivalidad. Tuvo alguien que buscar a uno en un extremo del local para llevarlo ante la presencia del otro.

No dudo, en la política dominicana ocurre cualquier cosa, que alguna vez se reconcilien y vuelvan a ser lo que eran antes.

Pero el encuentro obligado ante el féretro del amigo nos dice que ese momento no ha llegado todavía y que, por el contrario, las distancias parecen ahora más largas que en cualquier otro momento.

Eso explica las posposiciones de una proclamación que debió hacerse ya hace un tiempo y dejan a un lado las infantiles excusas de una fecha y otra.

La natural especulación gira ahora alrededor de si la oficialización de la candidatura tendría la magia o el milagro, por lógicas razones y lealtad partidarias, de producir un nuevo encuentro.

Esa vez con abrazos más prolongados y saturada la escena con sonrisas que no se vieron, tal vez por las dolorosas circunstancias de aquel primer encuentro.

La incógnita que hace relevante la posibilidad de ese otro abrazo la crea la impresión de que la conservación del poder depende de una reconciliación que agravios recientes hacen muy difícil. La otra pregunta es qué ganaría el otro.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

jueves, 15 de noviembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "Una nueva temporada, una nueva oportunidad"

Comenzó el béisbol. Se respira a “pelota” en el ambiente. No hay cosa que disfrute más en esta época del año que las amistosas discusiones entre amigos, y en algunas ocasiones entre desconocidos, sobre el poderío de cada equipo. Las Águilas Cibaeñas y los Tigres del Licey parecerían dominar la atención de los fanáticos polarizándonos de una manera simpática y hasta comiquísima.

Juegos se ganarán, juegos se perderán. Carreras limpias, con errores; deslizamientos, cuadrangulares, hit, dobles, triples, foul, out, expulsiones, nerviosismo, pero al fin solo uno será coronado. A los demás les quedará la esperanza de un próximo año donde su novena preferida tenga otra oportunidad… otra oportunidad.

Cuando recibimos otra oportunidad tratamos de hacer las cosas diferentes a como las hicimos en el pasado donde fracasamos. En algún momento cada uno de nosotros deseará y pedirá una segunda, tercera o tal vez cuarta oportunidad.

Un esposo arrepentido pide una oportunidad a una esposa lastimada; un joven adolescente pide otra oportunidad a unos padres desesperados y avergonzados; un estudiante a su profesora ruega por un nuevo examen y poder pasar la clase; un empleado a su jefe defraudado; un novio a su novia enojada; un amigo a otro amigo traicionado, sin duda todos tendremos que pedir por una nueva oportunidad.

Sin embargo “ante el vicio de pedir, la virtud de negar”. No siempre recibiremos esa segunda oportunidad. No siempre obtendremos esa oportunidad que nos revindique de nuestros errores.

Precisamente esas son, en síntesis, las buenas nuevas del mensaje de Jesús. Dios está dándonos en la persona de Cristo una segunda oportunidad para con Él. De alguna manera todos hemos defraudado, avergonzado y traicionado a Dios. Nuestros pecados sin duda nos apartan de Él. Solo hay un precio por nuestros pecados, la muerte.

Jesús nos abrió paso para una nueva oportunidad, para ti y para mí. Con su muerte tomó nuestro lugar pagando el precio establecido con su propia vida sacrificándola en la cruz. Todavía hoy tiene los brazos abiertos para nosotros esperando que podamos recibirla. ¿Por qué muchos no tienen esa oportunidad?

Algunos creen que no la necesitan. Otros, que no la merecen (si vamos a ver, nadie la merece) Hay quienes aun no lo entienden o pretenden ignorarla. Pero todos la necesitamos. Fuimos creados para Dios. Sin Él sentiremos un vacío continuo en nuestras vidas. Sin Él, nuestras aparentes victorias serán solo momentos pasajeros de los que solo nos quedarán los recuerdos.

La victoria de Jesús sobre la muerte, fue una victoria contundente y eficaz para darnos poder sobre el pecado y sobre la muerte. Es la victoria que retumbará por toda la eternidad. Más allá de cualquier victoria, el campeonato de Jesús ha afectado la vida de personas, familias, comunidades y naciones enteras. Esta victoria sencillamente es la segunda nueva oportunidad que Dios nos brinda para disfrutar del compañerismo de su persona.

Joaquín Pérez – Popín
Pastor General
FQAQ

martes, 13 de noviembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Lo cierto es que este señor Hugo Chávez es un provocador. Ha chocado con la mayoría de sus colegas del hemisferio, contra quienes no ha tenido consideración alguna.

Desde el presidente Bush, nada más y nada menos que de Estados Unidos, pasando por los de México, el de ahora y el anterior, el de Perú, Alan García, y todo el que no vea con gusto su sueño de redentor universal, incluyendo obispos y cardenales dentro y fuera de su país, han recibido el fuego de su retórica. Los ha llamado terroristas, asesinos, borrachos y lacayos.

Su agresivo discurso no guarda las formas protocolares que se estilan en los medios en que se mueve por su condición de jefe de Estado de una gran y generosa nación como lo es Venezuela.

No desperdicia escenario alguno, especialmente aquellos que ofrecen gran espacio a su histrionismo, tan al estilo de Bucaram, el ecuatoriano aquel que todo el mundo recuerda con pena.

Le tocó ahora el turno a la Cumbre Iberoamericana, donde no respetó reglas, ignorando el tiempo permitido para discursos, insultando a un ex presidente ausente, el español José María Aznar, sobre un tema que no venía al caso y que ofendió a la delegación de ese país que le pidió respeto por las ideas, a lo que él, por supuesto, no está acostumbrado.

La amonestación del rey Juan Carlos, quien lo mandó a callar, y la lección de tolerancia que le ofreciera Rodríguez Zapatero al intervenir a favor de la dignidad de su oponente, son memorables por más que Chávez no alcance a comprender la dimensión del papelazo que ha hecho y la vergüenza que en el plano internacional esto significa para el pueblo venezolano.

El izquierdismo de Chávez es un anacronismo y es incorrecto pretender que su anti-norteamericanismo lo convierta en un revolucionario. Abusa con el petróleo de su país y cree que puede desafiar a todo el mundo. La verdad es que este tipo debe tener un tornillo flojo.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

viernes, 9 de noviembre de 2007

A.M. - Plan de comunicación

En las cuatro últimas ocasiones que el Presidente se ha visto obligado a dirigirse a la nación, ha descartado el tradicional formato de mensaje presidencial, grabado o en directo. Sus asesores, o él mismo, han elegido una puesta en escena muy pensada en la que él recibe el apoyo incondicional del auditorio, entre otras cosas, porque el escenario y la selección de los invitados no permite otra posibilidad. O se arropa con funcionarios (Hernández y Bengoa en butacones), o por empresarios (en el caso del Seguro Familiar de Salud), periodistas (en el caso de la Sun Land) o por todo el “mundo mundial", como el pasado jueves.

El mensaje: “Ni estoy solo, ni he perdido mi magia". Anula posibles disidencias (no procede que un empresario o periodista cuestione al Presidente de la República en el Salón de las Cariátides en un acto ante las cámaras de televisión) y se ahorra las explicaciones.

Sus asesores parecen decididos a combatir la imagen de político frío y desconectado del pueblo. No pierden ocasión de subir a un niño a escena, (¡hasta el 27 de Febrero!) aunque lo de cargarlo en brazos todavía está lejos. Se presenta cada vez más religioso, cuidadosamente equidistante entre católicos y evangélicos, no se vaya a disgustar un banco de votos.

El discurso post "Noel" fue alarmantemente vacío. No hacía falta hacernos llorar, -eso ya lo sabemos hacer solos, queríamos ideas- pero marca una nueva línea de teatralidad que rebaja el debate político e institucional a sus mínimos. Y esa mañana, en el Congreso, 5,000 millones más en bonos, sin dar muchas explicaciones.

IAizpun@diariolibre.com

jueves, 8 de noviembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

En mis años de ejercicio periodístico, que son muchos, no había presenciado un esfuerzo tan denodado y exitoso como el que realiza el gobierno del presidente Fernández para controlar los medios y unificar la opinión pública a su alrededor.

Una acción magistral, con efectos somníferos, que no admite réplicas ni actitudes neutrales mucho menos independientes. Los programas de radio y televisión llamados interactivos han sido tomados por puñados de dóciles escuchas y televidentes que cumplen con esmero y absoluta confiabilidad su papel de llenar esos espacios con interminables loas a las “grandes ejecutorias” del sabio hombre que dirige los destinos nacionales.

Son persistentes en su fascinante obligación de repetir las consignas casi con un rigor teutónico y una obediencia ciega.

No hay forma de salir de ellos. Están atentos a todo cuanto pasa. Las voces que llaman a los programas de madrugada, son las mismas que se escuchan con idéntico e incansable fervor y tono a media mañana, al mediodía, en la tarde y en horas avanzadas de la noche.

Sus aliados están en los medios, a la espera de sus llamadas telefónicas, prestos a asentir respecto a cuantas verdades encierran estas expresiones de adhesión dignas de un parnaso al culto de la personalidad.

Han convertido los programas en rehenes de una verdad oficial, que los cultores de la adulación admiten sin discusión alguna. Hasta las más flagrantes violaciones a la Constitución se justifican en el pretexto de que igual se hacía en el pasado, sólo que ahora se trata del progreso.

Un esfuerzo acabado y fino, apoyado firmemente en el alpiste adquirido con los impuestos que se cobran a los contribuyentes y que hace cantar al más exigente de los ruiseñores. Loable empeño oficial que cada día avanza en el propósito de reducir al mínimo el oxígeno que permite a las sociedades respirar un aire no contaminado.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

De buena tinta - El Gobierno cayó en la trampa

La oposición le comió los caramelos al Gobierno con los datos de Meteorología

La acusación fue infame, pero el Gobierno no ha podido librarse de sus efectos, por lo menos políticamente. La oposición denunció que hubo descuido en el suministro de informaciones, previo al paso de la tormenta "Noel", y lentitud en el socorro después de que se produjo el desastre.

En México ocurrió peor, pero nadie se consuela mirando hacia allá, sino que la ira es mayor cuando se reconoce que en Cuba no hubo un solo muerto, a pesar de que fue impactada igual que República Dominicana.

La diferencia estuvo en las autoridades de uno y otro país. Las cubanas estuvieron atentas a sus obligaciones y pudieron preservar vidas y bienes, en tanto que las dominicanas se dejaron sorprender por estar dedicadas a la chercha reeleccionista.

El resultado es un sentido de culpa que no se está canalizando adecuadamente. Por ejemplo, los encargados de los organismos que tienen que ver con el tiempo o con la asistencia a los damnificados se están dejando ganar por la reacción de los políticos, pero de una manera muy cómoda.

Aceptan las deficiencias en equipos y materiales, e incluso las humanas, siempre y cuando se les deje fuera de las responsabilidades. No pueden quejarse ahora de que trabajan a mano pelada, pues tiempo hubo de demandar y no lo hicieron.

Deben defender sus puestos, pero de otra forma.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

AMOR A QUISQUEYA "Dios en medio de la tormenta"

Mientras escribo estas líneas, aun se escuchan reportes de radio sobre los damnificados en todo el territorio nacional. Mi corazón se entristece. La lista de muertos y desaparecidos parece que irá en aumento. Son hijos, hijas, padres, madres, hermanos, hermanas, sobrinos, sobrinas, amigos, amigas y vecinos de alguien. Son como nosotros, dominicanos, hijos de esta patria.

Para los que escuchamos la información son solo números. Estadísticas para ser acumuladas en alguna oficina gubernamental o algún interesado de la Organización de Naciones Unidas (ONU) o de la Organización de Estados Americanos (OEA). Nos alivia saber que no nos pasó a nosotros. Algunos hasta pensarán que algo así no nos pasará; “eso a mi, nunca me pasará”.

En octubre del año 2001, el Dr. Salvador Gómez Veloz le daba un diagnóstico a mi dolor abdominal: Linfoma. Cáncer en el sistema linfático. Se manifestaba con tumores en diferentes partes de mi cuerpo. “¡Cáncer! Esto es un error. Dios mío, ¿dónde estás? Esto no me puede estar pasando a mí. Esto le pasa a otros pero no a mí. Yo soy quien ayuda a los que le pasan cosas como éstas; a mi se supone que no me pasen”. Un huracán llegaba a mis costas.

Durante la espera por la tomografía, examen que nos daría una idea de la extensión de la enfermedad, las noticias transmitidas en el televisor de la sala de espera notificaban la muerte del profesor Juan Emilio Bosch y Gabiño. No sé si me entristecí; creo que me alegré de su muerte. Mi alegría era entendible. Con treinta y tres años y un recién diagnóstico de cáncer podía hasta pensar que el profesor Bosch era privilegiado al vivir tantos años.

El profesor sellaba con su muerte una vida de trascendencia histórica no solo en Dominicana, también en la patria grande, América Hispana. ¿Por qué a él se le conceden tantos años de vida? En cambio, yo tengo una aparente sentencia de muerte en mi cuerpo.

Siempre tendremos preguntas sin resolver respecto a situaciones que ocurren, sobre todo estas que nos dejan con la sensación de que Dios nos ha dejado. Estas que nos hacen preguntar: Dios, ¿dónde te fuiste?

Seis años después de ese evento, mi vida y la vida de mi familia no ha sido la misma. Una vez alguien dijo: “Lo que no me mata, me hace más fuerte”. El cáncer fue, para mi esposa y para mí, una escuela de fe y de amor.

El tratamiento con quimoterapia, los incontables exámenes, los fastidiosos estudios invasivos, el coraje, los desvelos, las lágrimas, las dudas, los temores, las largas esperas, las recaídas, los dolores, el cansancio, el silencio, las preguntas, los demás pacientes que morían a mi lado, nada, pero nada de esto impidió que viéramos a Dios en todo el proceso. Nada impidió que recibiéramos su paz y su gozo en medio de la tormenta.

Dios estuvo desde antes del diagnóstico con nosotros y aun seguía allí. ¿Quieres saber donde está Dios en tu tormenta? Donde mismo lo dejaste antes de la difícil situación. Si no lo tenías cerca, búscalo. Él desea estar contigo en medio de tu tormenta.

Sin duda, debemos cuidarnos durante la crisis de nuestros verdaderos enemigos. Esos son: la autocompasión, la queja, el orgullo, la ceguera que no permite ver el propósito de Dios en la angustia; la negación, el corazón poco reflexivo, la desesperanza, el aparentar que somos fuertes cuando en realidad necesitamos a los demás; el no humillarnos delante de Dios arrepentidos, buscando su gracia. Finalmente, el no aprender, crecer y madurar en estas escuelas de fe y amor que todos viviremos mientras nuestro peregrinaje se prolongue en esta vida.

Lamento profundamente las dificultades que produjo la tormenta Noel en muchas hermanas y hermanos nuestros. Los que perdieron sus parientes, sus casas y sus pertenencias. Pero hay cosas que “la tormenta” no nos puede arrebatar: el amor de Dios. La esperanza y la fe en Él. Las ganas de levantarnos con las fuerza que viene del Señor de en medio de los escombros de las diferentes “tormentas de la vida” que como Noel atentan con robarnos la vida, la fe y las ganas de vivir.

Todavía puedo escuchar el eco de las palabras de mi esposa Anabel en mi corazón cuando con angustia le dije que tenía una sentencia de muerte; me dijo: “No Popín, tu tienes una sentencia de vida”. Tenía razón mi querida esposa. Años después tenemos más vida que antes. Por el solo hecho de tener a Dios en medio de la tormenta.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Romanos 8:35, 37-38


Joaquín Pérez – Popín
Pastor General
FQAQ

DANDO DATOS "COE en Emergencia"

Por: Víctor O. Gómez Casanova

En los últimos días y a propósito del paso de la tormenta tropical Noel por nuestro país, he estado leyendo y analizando la ley 147-02 sobre Gestión de Riesgos que fuera promulgada el 22 de agosto del año 2002 y resulta que por más que busco, no encuentro un solo artículo ni una sola línea que establezca la cantidad de recursos que el gobierno central debiera destinar para la prevención y enfrentamiento de desastres.

En los artículos 20, 21 y 22 de la referida ley se habla de un Fondo Nacional de Prevención, Mitigación y Respuestas ante Desastres y su Junta Administrativa, sin embargo no se establece un monto específico para la asignación de los recursos con los que debe operar.

El Mayor General Luis A. Luna Paulino quien es el Director de la Defensa Civil tuvo la responsabilidad, el valor y el coraje de denunciar públicamente que ese organismo necesita de las herramientas y equipos necesarios para enfrentar los retos y desafíos de fenómenos atmosféricos que causan tragedias y desastres como el que estamos viviendo actualmente y reclamar un presupuesto que permita realizar labores de alerta, prevención y rescate a la altura que demandan las circunstancias en un país que como el nuestro es amenazado anualmente por huracanes, tormentas, depresiones y vaguadas donde de cualquier llovizna con brisa llueve adentro y escampa afuera.

He sido uno de los principales críticos del desempeño de las actuales autoridades ante esta terrible tragedia. Insisto en que no se informó a la población ni se tomaron las medidas necesarias para prepararnos ante la llegada de Noel, pero justo es reconocer la valentía y responsabilidad del General Luna Paulino cuando señala las precariades que tienen que sortear los organismos de socorro en la República Dominicana.

Y es que no podemos vivir en un país donde tengamos un metro y no hayan radios de comunicación para las oficinas de la Defensa Civil; el gobierno gasta millones de pesos en la compra de aviones en Brasil y no hay un helicóptero de rescate; se gastan millones de pesos en viajes de funcionarios al exterior y no hay vehículos especializados para ser utilizados en zonas de desastres. El llamado ha sido claro, el COE está en estado de ¡EMERGENCIA!

www.victorgomezcasanova.com

martes, 6 de noviembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Las imágenes de televisión y las fotografías de los periódicos muestran lo que todo el mundo aquí temía: el aprovechamiento por el Gobierno de la gran tragedia nacional para promover la candidatura del presidente Fernández.

Las pequeñas fundas con magras raciones de alimentos, apenas para uno o dos días, que se distribuyen entre los damnificados llevan inscrita la frase “¡ E palante que vamos!”, el lema de campaña de la reelección.

Por igual se ha incrementado la propaganda electoral mediática, pagada con recursos del Estado, en momentos en que esos fondos deberían ser dedicados al auxilio de las cientos de miles de familias que han quedado sin hogar y lo han perdido todo a causa de las terribles inundaciones ocasionadas por el paso de la tormenta Noel.

Tales hechos constituyen una provocación al buen sentido y una grosera comercialización con el sufrimiento y el dolor de una parte importante del pueblo dominicano.

El gobierno que no supo con acciones preventivas amortiguar los efectos de la tormenta, y que ignoró incluso la amenaza que representaba para el país, según la ONU, los aprovecha ahora en beneficio político.

Este incomprensible comportamiento puede acarrearnos más dificultades de las que ya tenemos, porque toda esa ayuda proviene del presupuesto nacional, de ayuda internacional y de aportaciones privadas, tanto de empresas como de particulares.

No se justifica entonces que se le de un tratamiento partidista al reparto de esas contribuciones, humillando de esta manera a todo aquel necesitado de la solidaridad que el país ha sabido expresar en estos momentos de angustia y duelo nacional.

Al gobierno y al presidente les esperan horas muy difíciles y la nación espera que dejen atrás la politiquería y actúen conforme a la enorme tarea que la ira de la naturaleza les ha puesto por delante.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

sábado, 3 de noviembre de 2007

Noel y Leonel: de tragedias y errores

READING, PA.-Ahora resulta que algunos pretenden que no se hagan cuestionamientos políticos al presidente Leonel Fernández por su responsabilidad ante el muy pronosticable y previsible desastre de la tormenta Noel y que tampoco es el momento de señalar culpables, sino de "reconstruir" el país. Esperemos que no lo reconstruyan de la misma forma, porque el desenlace se va a repetir.

La primera parte de la pretensión es perfectamente recomendable, para aplicársela a los políticos que insensibles ante la tragedia, siguen en campaña, enrostrándole al gobierno actual los mismos descuidos en los que ellos incurrieron cuando estaban al frente de la administración pública, o en los que incurrirán, (y eso se puede pronosticar sin márgenes de error), si llegan a tener acceso a esas posiciones.

Esos políticos como los del PRD Y PRSC que critican hoy lo que harán mañana o lo que hicieron ayer, o como los del PLD, que hacen hoy lo que criticaron ayer y lo que criticarán mañana, lo que dan es asco.

Sin embargo, tan repudiable como las críticas politiqueras de sujetos con los mismos perfiles ideológicos, el mismo pragmatimo ético y la misma incompetencia del presidente Fernández es la pretendida apoliticidad de los seguidores de este, que no han acabado de cuantificar las pérdidas en vidas y bienes de las que ellos y su Presidente son ahora mismo los principales responsables, cuando saltan a la defensiva a exigir que nadie se queje y que mucho cuidado con hablar de quienes tienen la culpa. De hecho, es de temer que lo único que el presidente Fernández esté haciendo ahora mismo, en medio de la catástrofe, es politiquería y clientelismo de campaña, como ya ha hecho antes.

En su anterior gobierno, en Septiembre del 1998, el huracán Georges azotó la República Dominicana, en circunstancias y con consecuencias tan similares a las de hoy, que hacen imposible considerar como contingencia sorpresiva, lo que tiene mucho de negligencia recurrente y de imperdonable descuido. Y por si él y su equipo se habían olvidado del asunto, ahí estuvo la tragedia de la inundación de Jimaní, en Mayo del 2004, durante el gobierno de Hipólito Mejía, para recordares la urgente necesidad de tomar en serio asuntos absolutamente prioritarios, como el plan de prevención y manejo de desastres.

Con Noel, el gobierno de Leonel Fernández repitió el más grave de todos los errores que cometió hace nueve años con Georges: no informó, ni advirtió adecuadamente a la población y no inició a tiempo los operativos del Plan Nacional de Emergencia, que aunque existe desde 1983, y que para lo único que ha servido hasta el momento es para alimentar a los ratones en las oficinas donde se guardan esos archivos.

Aparte del error mencionado, el presidente Fernández también está repitiendo la misma fórmula que tiene patentada en la confrontación de la realidad: operativitos para poner parches y muchas promesas populistas. Todavía el gobierno tiene damnificados del ciclón David de 1979, (¡Hace casi 30 años!) y lo mismo que les debe a aquellos, se lo está prometiendo a estos.

Desde luego, que se pondrán los habituales tapa goteras con las que estos gobiernos de irresponsables e ineptos enfrentan crisis, especialmente ahora, cuando es indispensable ofrecer algún indicio de diligencia, con las elecciones al doblar la esquina. Pero todo volverá a repetirse dentro de un tiempo. Y me excusan los que quieren que otros sean optimistas a punta de pistola. Es posible incluso que dada la falta de previsión del gobierno y los cambios climáticos globales, los desastres sean peores y más frecuentes.

Nuestra bella y querida República Dominicana es un país con condiciones geológicas, topográficas y geográficas que la hacen muy proclive a los desastres naturales. No solo está en el "trayecto del sol", sino en el trayecto favorito de los huracanes tropicales, (desde 1873 hasta hoy ha sido azotada por unos 70 ciclones, de los que dos o tres han destruido casi totalmente a Santo Domingo y muchos han desmantelado otras zonas) y la atraviesa un sistema de ‘fallas’ tectónicas que mantienen bajo una permanente, pero habitualmente soslayada, amenaza sísmica.

Una parte de los desastres es imprevisible y no son culpa de Dios, ni del Diablo, ni del gobierno, sino que corresponden a fenómenos naturales dentro de la evolución y dinámica de nuestro planeta.

Pero aparte de lo que no se puede evitar, hay variables sociales, que van desde la irresponsable depredación ecológica local (y de la global, especialmente por parte de gobiernos como el de Estados Unidos), hasta la simple miseria y la falta de planificación para los asentamientos poblacionales, en las que se tiene que intervenir con voluntades y propuestas políticas.

Esas voluntades son justamente las que les han faltado a gobiernos como el del presidente Fernández, o al de Hipólito, o a los de Balaguer, demasiado entretenidos en desfalcar al país, como para preocuparse por sus problemas estructurales y riesgos conocidos.

Al mismo gobierno que es tan cuidadoso renovando permanentemente las flotillas de yipetas del Presidente y los funcionarios, para que estos puedan exhibir su opulencia en vehículos de último modelo, no se le ocurre ir a Villa Altagracia, a comprar un par de yolas para rescatar a alguna familia encaramada en un árbol, rezando inútilmente por un milagro que no ocurre.

Al sentarme a escribir esto, me siento exactamente igual y con las mismas mortificantes expectativas que cuando hace tres años y medio reflexionaba sobre aquel desastre de Jimaní, durante el gobierno de Hipólito.

Recuerdo que aquella vez no pude resistir las imágenes en la televisión y ahora es igual. Con sólo leer los titulares se me hace un nudo en la garganta y siento un peso en el corazón. Sé que muchos dominicanos y dominicanas se encuentran igual y que al margen de sus cegueras políticas saben que esto no está bien. Y que no tiene justificación. Por más domesticado que esté un pueblo tiene que percibir que aquí hay algo que anda terriblemente mal.

También me tocó sentir y escribir algo muy parecido cuando Georges y francamente, pasarse la vida dando vueltas en el mismo punto resulta tan angustiante y desolador. y tan desesperante, que yo no me explico cómo es que un país lo aguanta todo con tanta ecuanimidad.

cleo264@ yahoo.com

DEL OTRO LADO "Los hijos de Vincho y La Multitud"

Por: Víctor Víctor

Se equivocaron. Estos jóvenes se entrenan en indomable rebeldía contra el adocenamiento cultural y político; buscan que la justicia social caracterice las acciones del gobierno.

Los hijos de Vincho, en su teatral defensoría televisada “God Saves Ramoncito”, casi elevan a la categoría de valor social figuras como la violación a la ley de bancos, el engaño y otras glorias; ellos han acusado a los miembros de La Multitud de ‘jevitos’ y drogos.

Se equivocaron. Estos jóvenes se entrenan en indomable rebeldía contra el adocenamiento cultural y político; buscan que la justicia social caracterice las acciones del gobierno; no soportan la “lambonería”, defienden el paisaje de la ciudad, acuden en ayuda de los excluidos, hacen campañas para salvar el patrimonio cultural de lugares olvidados y rechazan los desmanes de quienes soportan la barbarie del capitalismo inmoral.

Los de La Multitud no son drogos, se ejercitan en una práctica política alejada del pragmatismo que caracteriza a los partidos-chatarra.

Ninguno tiene más de 30 años, son profesionales, estudiantes universitarios, trabajadores o empleados, decididos a no comer la dieta del clientelismo político que ofrecen los partidos electoreros.

Comprendo que Los hijos de Vincho se equivoquen al juzgar a estos jóvenes decididos a ser mejores que ellos, a superar el insulto y el “manipuleo” a través de los medios para tratar de callar la voz de los justos.

Los hijos de Vincho acusaron a los de La Multitud porque organizaron una protesta para manifestar su desacuerdo con la sentencia que cantó a su cliente un trío de jueces no tan jóvenes. No hay que esconder tras mentiras lo indefendible.

La clara y notable adicción al dinero de los hijos de Vincho, explica sus acusaciones. Tras esa viciosa conducta se comprende la vacuidad de una filosofía que perece ante la conducta de jóvenes caza-verdades.

Los hijos de Vincho deberán excusarse con los de La Multitud, pero sobre todo tendrán que explicarles cómo es que, temprano en las mañanas, predican valores morales tan alejados de los que pocas horas después usan para defender a los sometidos bajo la acusación de dolo, asociación de malhechores, lavado de activos y de abuso de confianza. ¿Será adicción, locura o cuestión de estilo?

viernes, 2 de noviembre de 2007

A.M. - Hechos, no palabras

El momento que vive la nación es de hechos no de palabras. El Gobierno tiene que continuar haciendo la labor que le toca, tratando de llevar el socorro a los que lo necesitan y reparando las estructuras indispensables para la comunicación, así como contribuyendo a la siembra de las cosechas perdidas.

Al mismo tiempo, tiene que comenzar a planificar la situación en el corto y mediano plazo. Qué medidas de política económica se pueden tomar, qué productos importar, qué apoyo puede dar la iniciativa privada. La tarea es demasiado importante para dejar fuera a todos los que pueden ayudar.

Creo que el mejor aporte que las organizaciones políticas pueden hacer en este momento es declarar una tregua de dos semanas o un mes, como ha propuesto el Episcopado, para que su gente se dedique a ayudar a la reconstrucción del país. Con ello, no van a perder. Al contrario, van a ganar simpatía entre los votantes.

El Gobierno tiene que dejar de hablar tanto y dedicarse a trabajar. Los hechos hablarán por ellos y la gente no los va a juzgar por lo que dijeron sino por lo que hicieron.

Un ejemplo: Ante denuncias de las pérdidas de vidas, Diario Libre viajó a una sección de Villa Altagracia y comprobó que solamente en un paraje los muertos podrían pasar de la docena. Si Diario Libre pudo llegar, ¿por qué no han llegado las autoridades de Villa Altagracia ni las nacionales?

Un lugareño decía que de su familia había enterrado cinco y señaló otro lugar, distante varios kilómetros, donde la tragedia podría ser mayor.

Estos días serán decisivos. Los hechos tienen que sustituir a las palabras.

atejada@diariolibre.com

Enciendan los Fogones que llegó Amable

Por: Marcia Fernández

¡Mucho cuidado con Amable Aristy Castro!, el candidato de los pobres, hay que tenerlo en cuenta. Nos ha sorprendido el estilo de campaña insertada por Amable y su equipo, original en nuestro país y que esta originando controversias por los pro y los contra que ha desatado en todos los sectores de la vida nacional e internacional.

La verdad es que Amable y la pobreza en que está sumida nuestro país están recibiendo una gran atención, los pobres con cacerolas en las manos salen al encuentro del candidato de ellos y éste le reparte gallinas, platanos, mascotas escolar, cupones de gas, algunos billetes y fumigas para evitar el dengue y las molestias que causan los mosquitos. En los barrios pobres, cuando él llega, dicen: “enciendan los fogones que llegó Amable”.

La pobreza siempre ha existido en la República Dominicana, pero la calidad de vida de los pobres a disminuido, en el pasado reciente, ellos rechaban el arenque y el bacalao y si los tenían que comprar, los hacían discretamente. La comida más popular entre los pobres era “la bandera nacional – arroz, habichuela y carne-.

La “bandera nacional” mencionada anteriormente, ya no ondea en la parte baja del asta, su consumo es mas asiduo entre las clases alta y media. Actualmente la mayoría de los pobres, en el desayuno se beben un té y de cena repiten la misma dosis, la comida es algo que le llaman “el carrito”, que consiste en un trozo de platano con cuatro ruedas de salchichón y muchas veces se poncha una rueda y se tienen que comer tres .

Amable, el candidato de los pobres, ha escogido las zonas más depauperadas del país para iniciar su campaña política, llevando su ayuda social y alegría durante dura su recorrido y dejando comentarios diversos y preguntas, ¿por qué Amable escogió los sectores más pobres para iniciar su campaña, ya que los políticos, los dejan de último por la fragilidad del voto, el cual puede ser comprado el mismo día de las elecciones por una botella de ron o la compra de las cédulas, para que no voten por su candidato favorito?.

La Constitución de la República Dominicana, artículo numero ocho – De los derechos individuales y sociales-, dice : “El Estado prestará, asimismo, asistencia social a los pobres”. “Dicha asistencia consistirá en alimentos, vestimenta, hasta donde sea posible, alojamiento adecuado”, entre otros. Es decir, que es una obligación del gobierno de turno, que es quien administra los recursos del Estado, en ir en auxilio de los más necesitados sin demagogia y durante el tiempo que dure su mandato

Algunos medios de comunicaciones y analistas de sacos y corbatas, han cuestionado la forma de campaña de Amable y han dicho que son actos de demagogia, que es una ofensa a los pobres, han criticado la forma, pero no el fondo, el cual es desconocido para aquellos que nunca han vivido la otra cara de la moneda; es decir la pobreza.

Amable, ha respondido que lleva una vida entera en la actividad de ayudar al prójimo, la cual a realizado antes y despues de ser politico, lo cual nadie a puesto en duda. ¿Por qué no se cuestiona al gobierno, para que realice una política social agresiva a favor de los pobre, “ya que primero debe ser la supervivencia del pueblo que las obras suntuarias”?

En la discusión sobre la forma de ayudar a los pobres, la madre naturaleza, no se quiso quedar sin participar y nos envió la tormenta Noel y a su manera nos ha mostrado, que los sectores pobres de la Nación, no están protegidos y necesitan ayudas del gobierno, políticos, empresarios y la colaboración de cualquier ciudadano que quiera cumplir con uno de los deberes contenido en la Constitución de la República.

Amable Aristy, en sus ultimas declaraciones, ha demostrado desprendimiento político, cuando él pide, “al pueblo dominicano unirse para ser mas fuerte frente a la terrible tragedia que dejo tras su paso por el país la tormenta Noel, al tiempo que urgió al gobierno a desalojar las comunidades que son amenazadas por las presas , para evitar más muertes”; es decir se puso a disposición del bienestar del pueblo y las autoridades gubernamentales.

Si el pueblo -en especial los pobres-, valoran la actitud de Amable Aristy, de político comedido, inteligente, no beligerante, de buscar soluciones a los problemas y de realizar una campaña práctica, donde los beneficiados son las clases desposeídas y éstas se convierte en un voto duro a su favor, el 16 de mayo del 2008, puede ocurrir que, ¡cuidado!...Amable llegó enciendan los fogones.

jueves, 1 de noviembre de 2007

A.M. - Cuando llueve

¿Avisaron las autoridades de que "Noel" estaba encima de nuestras cabezas? No, no avisaron. De hecho, no avisaron ni al Presidente de la República. Tan lejos estaba él de pensar en lo que se nos venía arriba, que andaba de campaña por Santiago el domingo, cuando varias provincias ya recibían un crítico embate de agua y viento.

Y no es cierto que exigir responsabilidades políticas en caso de una catástrofe sea jugar sucio.

Sencillamente es exigir que las autoridades cumplan su trabajo, y parte de su trabajo, la esencial, es la previsión y la organización, aunque nuestros políticos crean que la capacidad de un ministro, -del área que sea- se mide por las obras que construye y lo rápido que aparece con funditas en caso de catástrofe. Eso vale para este gobierno, el pasado, los anteriores y quién sabe si el próximo si seguimos sin exigirles lo que nos deben.

Hay que pedir responsabilidades políticas siempre, de la misma manera que a un médico se le exigen responsabilidades médicas siempre. Cuando hay que operar de emergencia se le exige más, sobre todo si pudo haber evitado la operación, pero descuidó el tratamiento preventivo.

Ahora quienes importan son los muertos y los damnificados, que son siempre los mismos y viven siempre en el mismo sitio (vamos, que nos llevamos sorpresas porque queremos)

Admirable, la respuesta ciudadana. Ya desde el mismo lunes corren por Internet las iniciativas personales, que son prueba de la generosidad de los ciudadanos y de que, instintivamente, confiamos más en canalizar nuestros aportes personalmente o sumándolos a un telemaratón que ir a una dependencia pública a arrimar el hombro.

IAizpun@diariolibre.com

Papa Noel y el fiasco de los organismos de socorro

Por José Tejada Gómez

Si yo fuera el presidente Leonel Fernández destituyo a todos los responsables de los organismos de socorro del país, por no haber hecho nada en prevenir a la población sobre el paso de la tormenta Noel.

Los destituiría, además, por haber acudido a Palacio Nacional a decirle a los periodistas que estaban enfrentando la situación desde el jueves pasado, lo que era falso de toda falsedad.

Es probable que esos funcionarios, me refiero a los responsables de los organismos de socorro, les dijeran al presidente Fernández lo mismo que le expresaron a los periodistas. Dudo que el mandatario se comiera el cuento que le hicieron a los comunicadores sobre las presuntas medidas adoptadas por ellos.

Esta gente olvida que estamos en un mundo sobre informado y que son menos las personas a quienes se les puede embaucar. Esa gente, y lo debe saber el presidente Fernández, no cumplió con su rol preventivo en este caso y mucho menos ha podido integrarse con eficiencia en la labor de socorro a las familias afectadas.

Otra prueba de que no previeron nada es que la estatal Corporación Estatal de Radio y Televisión no diseño una programación especial sobre el paso de este fenómeno y que el lunes en la tarde, mientras canales privados habian reaccionado adecuadamente, la televisora estal difundía una película y material promocional.

Por la negligencia de estos funcionarios, los estragos de Noel han sido peores para millares de familias que no fueron advertidas de lo que venía, pese a contar con funcionarios que cobran salarios para atender situaciones como estas.

El descuido ocurre, además, en un momento político en que el presidente Fernández anda en busca de su reelección. Es como si fueran sus enemigos quienes lideran los organismos de socorro del país y se hicieron los locos para que echarle jabón al sancocho.

Ahora son muchas las personas que recuerdan el huracán George, cuando a la sazón era el hoy diputado Elpidio Báez director de la Defensa Civil. Tal fue la torpeza con que aquello se manejó que la población lo recuerda como uno de los grandes errores de la primera gestión del presidente Fernández.

Que ahora haya ocurrido este descuido desde los organismos de socorro, del famoso Coe, la CNE, Defensa Civil y Meteorología, es como si fuera algo planeado por el enemigo del presidente Fernández, que probablemente por su estilo de gobernar deje eso así y premie la negligencia de estos funcionarios que son muy activos preparando los operativos de Semana Santa y Navidad.

Si el presidente Fernández no capta el mensaje de esta situación y actúa de manera firme cosechará parte de esa irresponsabilidad, porque si de algo debe de estar seguro es que la población si sabe que no debe confiar en estos funcionarios para un futuro fenómeno natural como Noel.

Después de Noel

Por: Danny Alcantara

El país ha sido sacudido con extrema rudeza. La tormenta tropical Noel ha revelado la fragilidad de puentes y carreteras. O visto de otro ángulo la naturaleza nos ha mostrado nuevamente su furia y su grandeza.

Se confirma una vez mas el nivel de pobreza en que vive el país. La cantidad de casuchas que la crecida de los ríos y arroyos nos han puesto a observar es espantosa.

A muchos que no conocen de cómo se vive en las riberas de los ríos puede que le haya sorprendido la cantidad de familias que han ido a meter su pobreza en una casucha levantada en terreno de nadie, en terreno del río.

El apego a pequeñas cosas materiales, mostrado por cientos o miles de familias cuando hubo de sacársele de la zona en que viven también nos da una idea de lo precario.

En estos casos existe una relación muy estrecha entre el nivel de pobreza y la vulnerabilidad de las personas.

Hay muchas lecciones que la tragedia nos ha dado.

Ahora, en pleno proceso de reconstrucción se impone de la unión de voluntades y esfuerzos.

Se demandará eficacia de las autoridades ante la dura tarea que la circunstancia ha impuesto.

A los afectados o a todo el país le debemos reclamar paciencia. Debemos mostrar sentido de lo racional.

Además de la ayuda que podamos ofrecer para los afectados, es conveniente no especular, no acaparar con bienes escasos y de mucha demanda en estos momentos.

Debemos actuar con el mas alto sentido del colectivo.