viernes, 26 de septiembre de 2008

AMOR A QUISQUEYA " Más allá de la disfunción eréctil "

La cantidad de productos en el mercado que prometen mejor la vida sexual de las parejas son incontables. Desde nuestro criollo “Mama Juana” hasta el industrializado Viagra, todos prometen “resolver” nuestro problema en la intimidad sexual. Desde este foro no pretendo afirmar o negar la efectividad de estos productos, solo poner en justa perspectiva otros elementos indispensables que juegan un papel estelar a la hora de entrar en esta actividad.

La sexualidad nació en el corazón de Dios como parte del equipamiento en el cuerpo de sus hijos e hijas y tiene como propósito crear una unidad tridimensional en la pareja matrimonial. Unidad física, unidad espiritual y unidad emocional. La sexualidad es un ingrediente diseñado para unificar y fortalecer la pareja en matrimonio. La relación sexual llega a su máxima expresión cuando se da esta unidad tripartita.

Los productos ofertados para resolver problemas de disfunción eréctil podrían resolver problemas en la dimensión física de la sexualidad pero de ninguna manera puede resolver problemas de disfunción emocional o disfunción espiritual.

¿Qué es disfunción emocional y espiritual en la sexualidad? Son problemas que no se resuelven con una pastilla o un jarabe; van más allá de lo biológico. Tampoco tiene que ver con hormonas o la testosterona.

Comencemos con “la disfunción emocional”. Esta tiene que ver con la ausencia de intimidad emocional en la pareja. No se tienen confianza, se ocultan cosas, no se respetan, no piden disculpas, no se valoran. Parejas que perdieron o tal vez nunca tuvieron una relación de amigos. No se disfrutan estar a solas, conversar en compañerismo y muchos menos abrir el corazón a su cónyuge.

“La disfunción espiritual” tiene que ver con la ausencia de valores espirituales en la relación. Parejas que sus vidas giran en torno solo a lo material, a lo terrenal. No tienen propósito en la vida salvo de existir para tener, comprar o sencillamente vivir para si mismos. En la dinámica de la pareja con esta “disfunción” Dios es sencillamente una idea vaga y borrosa; Dios es una colección de ideas tradicionales que las aceptamos porque familiar y socialmente son aceptables. En esta pareja Dios no tiene ninguna relevancia.

¿Cómo resolvemos estas “disfunciones”? No hay en la botica producto que resuelva estas disfunciones. “La disfunción emocional” se resuelve en la medida que la pareja se compromete a amarse, a respetarse y convertirse en mejores amigos. Parejas que están dispuestas a buscar ayuda a donde los diferentes recursos disponibles en la comunidad para tratar esta incapacidad. Deben unir sus voluntades para rescatar la salud sexual y matrimonial.

Como hombres no podemos reducir nuestros problemas sexuales a una perdida parcial o total de una “erección”. Sin duda esto podría resolverse con un poco de ayuda médica. Tenemos que encender el fuego de la hoguera en el corazón de nuestras esposas con respeto, amor, amistad, consideración y FIDELIDAD.

Esto no se compra en farmacias ni en colmados. Tenemos que dar un vistazo honesto a nuestra situación marital-sexual y aceptar con gallardía y humildad nuestro descuido. Comprometernos a cambiar de actitud. A ser verdaderamente amigos-amantes de nuestras esposas.

“La disfunción espiritual” se resuelve buscando a Dios mas allá de la tradición o el folclor religioso de nuestra sociedad. Abrazando los postulados bíblicos que Jesús planteo para regir nuestras vidas y nuestros matrimonios. Permitiendo que Él gobierne nuestras vida y la vida del hogar.

El gobierno de Jesús en nuestras vidas nos enseña a vivir para dar, amar y servir, y estos mismos principios los llevamos a la relación sexual con nuestros cónyuges haciendo de esta una explosión de amor, pasión y de entrega. Más allá de un ejercicio biológico Dios lo convierte en algo verdaderamente extraordinario que llena todos los sentidos cumpliendo en propósito de Dios para la sexualidad.

“Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor.

Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo. Si alguien ofreciera todas sus riquezas a cambio del amor, sólo conseguiría el desprecio”. Cantar de los Cantares 8:6-7

C. Joaquín Pérez – Popín
Pastor General FCAQ