miércoles, 11 de julio de 2007

¿Pobre quién?

“Nosotros vivimos conectados al celular, a la computadora, al televisor. Ellos, están conectados a la vida, al sol, al verde del monte, a sus siembras, a sus familias” dijo el hijo a su padre, tras descubrir en dónde radica la verdadera riqueza

Por Arelis Peña Brito / El Caribe

A pesar de que me quejo de las toneladas de desechos virtuales que llegan a mi PC gracias a los reenvíos, debo reconocer que ocasionalmente también soy receptora de mensajes que me reconfortan en días difíciles, cuando había pensado que lo único que me faltaba era “que me cayera un aguacero y me mordiera un perro”, y de muchos otros cargados de esperanza, de sabiduría, que invitan a la reflexión más profunda.

de esta última categoría quisiera compartir con los amables lectores una anécdota que me hizo llegar una buena amiga. No sé hasta qué punto esto sucedió en verdad, ni quién es su autor, pero lo importante es interiorizar su moraleja, en estos tiempos en los que el afán por acumular bienes materiales nos obnubila al punto de no dejarnos apreciar la cuantiosa fortuna intangible de la que todos somos poseedores:

“Un padre económicamente acomodado, queriendo que su hijo supiera lo que es ser pobre, lo llevó para que pasara un par de días en el monte con una familia campesina. Pasaron tres días y dos noches en su vivienda del campo. En el carro, retornando a la ciudad, el padre preguntó a su hijo: —¿Qué te pareció la experiencia?... Buena, contestó el hijo con la mirada puesta a la distancia. —Y... ¿qué aprendiste?, insistió el padre... El hijo contestó: Que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro.


Nosotros tenemos una piscina con agua estancada que llega a la mitad del jardín... y ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina, donde hay pececitos, berro y otras bellezas.

Que nosotros importamos linternas del Oriente para alumbrar nuestro jardín...mientras que ellos se alumbran con las estrellas y la luna. Nuestro patio llega hasta la cerca...y el de ellos llega al horizonte.

Que nosotros compramos nuestra comida...ellos, siembran y cosechan la de ellos. Nosotros oímos CD's... Ellos escuchan una perpetua sinfonía de bimbines, chuíos, pericos, ranas, sapos cocorrones y otros animalitos....todo esto a veces dominado por la sonora saloma de un vecino que trabaja su monte.

Nosotros cocinamos en estufa eléctrica...ellos, todo lo que comen tiene ese glorioso sabor del fogón de leña. Para protegernos nosotros vivimos rodeados por un muro, con alarmas.... ellos viven con sus puertas abiertas, protegidos por la amistad de sus vecinos.

Nosotros vivimos 'conectados' al celular, a la computadora, al televisor... ellos, en cambio, están 'conectados' a la vida, al cielo, al sol, al agua, al verde del monte, a los animales, a sus siembras, a su familia. El padre quedó impactado y entonces el hijo terminó: —Gracias papá, por haberme enseñado lo pobres que somos!”

Arelis Peña Brito es periodista

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