sábado, 22 de diciembre de 2007

¿Un ingeniero químico en el INDRHI?

Por MELVIN MATTJEWS

La primera virtud de un hombre de Estado es el buen sentido: cualquiera es bueno para gobernar, si posee la prudencia. (Eurípides).


Designar a un político, ingeniero químico, inexperto en el manejo de presas y aguas, en la exigente dirección ejecutiva del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), fue una decisión imprudente, típicamente reeleccionista y de mal gobierno adoptada por el Presidente Leonel Fernández, que condujo al “error humano” fatal, subyacente en el irresponsable desagüe masivo de la Presa de Tavera durante el reciente paso de la tormenta Olga.

La forma abrupta en que fue desaguado el embalse de Tavera, bajo el manejo desafortunado del INDRHI, ha sido señalada como la causa eficiente de la muerte de más de 50 personas, arrastradas por las aguas que anegaron parcialmente la provincia de Santiago y comunidades del noroeste, facilitando la obra destructora de la naturaleza.

La designación del químico Héctor Rodríguez Pimentel, quien no conoce al INDRHI, ni es ingeniero hidráulico, fue netamente politiquera. Se inserta dentro del esquema continuista del Presidente Fernández, quien ha puesto al servicio de su causa no solamente la burocracia estatal y el presupuesto nacional, sino toda la gravitación proveniente de un ilimitado ejercicio presidencial personalista, cuyo punto focal descansa en la violación consuetudinaria de la constitución –como el contrato de la Sun Land, por ejemplo--, la afectación de las instituciones y la inobservancia de normas prudenciales elementales, decisivas para evitar la escogencia de funcionarios movido por el cálculo clientelar.

Pero con el paso feroz de las tormentas Noel y Olga, la naturaleza –“la mejor maestra de la verdad”, al decir de San Ambrosio--, se ha cobrado con creces la imprevisión de un gobernante de vocación caudillista, capaz de nombrar al químico Rodríguez Pimentel, un hábil relapso, que se las ha ingeniado para ocupar funciones públicas en tres gobiernos de tres partidos distintos, con el propósito de atraerse el voto reformista.

El currículo de Rodríguez Pimentel, de 55 años, publicado en la página Web del INDRHI, revela más bien a un político perjuro que al ingeniero químico egresado de la UASD, pues parece que tampoco ha ejercido la profesión que estudia la constitución atómica y molecular de la materia y las interacciones específicas de sus constituyentes, según Lavoisier, el verdadero fundador de la química moderna.

Seguidor de Joaquín Balaguer desde principios de la década de los 80 en el PRSC, Rodríguez Pimentel logró desempeñarse como subadministrador de la quebrada aerolínea estatal CDA, administró el INAVI y alcanzó la senaduría de su natal provincia Montecristi.

Pero en el 2000 apostató del balaguerismo y logró que el Presidente Hipólito Mejía, cabeza del pepeachismo tantas veces calumniado por Fernández y el PLD, lo designara cónsul general en Puerto Príncipe, lo que no ha impedido sus críticas ácidas vertidas contra la pasada gestión, pero que facilitaron su enganche al plan reeleccionista actual a través del INDRHI, un puesto para el cual carece del knowhow de sus antecesores.

Una institución estratégica, la dirección del INDRHI ha sido respetada por casi todos los gobiernos. Organiza los trabajos de hidrología en cuencas, cauces y alvéolos de aguas nacionales, tanto superficiales como subterráneas, pero en la temporada de huracanes adquiere mayor relevancia, puesto que debe ser capaz de prevenir trágicas inundaciones como las recientes, manejando adecuadamente los sistemas acuíferos y las presas.

Su dirección ha sido tradicionalmente confiada a verdaderos expertos en manejos de cuencas hidrográficas, reconocidos a nivel internacional en virtud de su profesionalidad. Puedo citar, entre otros, a Leandro Guzmán, graduado en México, Silvio Carrasco, consultor del BID y Frank Rodríguez, el único técnico del PLD en esa materia --ha ocupado el puesto dos veces--, y a quien el Presidente Fernández sustituyó para nombrar a Rodríguez Pimentel, evidenciado por la NASA como manipulador de datos pluviométricos para justificar el peor desagüe autorizado por el INDRHI en toda su historia.

Ninguno de los tres hubiera adoptado tan fatal decisión.

El autor es periodista.

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