jueves, 17 de enero de 2008

El Niágara en bicicleta

Al parecer la creatividad de Leonel Fernández es inversamente proporcional a la cantidad de libros que ha leído.

Los dominicanos la estamos pasando mal. Muy mal. Fruto de la corrupción, la imprevisión gubernamental, la superficialidad del debate político y la cualquierización de nuestras cúpulas partidarias (aspirantes presidenciales incluidos), asistimos a un presente tan pobre como los millones de ciudadanos que naufragan en el mar proceloso de nuestra ancestral pobreza.

Los alimentos sufren una escalada histórica. El gobierno se limita a escudarse en el paso de tormentas sucesivas. Parecen ignorar que su rol debe ser prever los problemas para solucionarlos. Si el plátano y el pan han subido de precio por razones tan diversas como el alza a nivel internacional del trigo o, en el caso del plátano, porque Noel y Olga arrasaron con las principales zonas plataneras del país, ¿no seria viable en ambos casos que el gobierno, hubiese ordenado con tiempo la importación de plátanos o, en el caso del pan, creara las condiciones necesarias para desgravar la importación de trigo o harina en la misma proporción de su alza a nivel internacional?

Al parecer la creatividad de Leonel Fernández es inversamente proporcional a la cantidad de libros que ha leído. Los afanes académicos del Presidente han minado su creatividad.

Leonel Fernández proclama que tenemos un dólar estabilizado. Pero la vida esta más cara. La energía, el transporte, los alimentos y el agua tienen precios más altos que hace cuatro años. Con el agravante del desempleo creciente, la inseguridad ciudadana, escuelas publicas privadas de todo, hasta de educación. Con un servicio de salud gravemente enfermo y una estructura impositiva haciendo presión donde no debe: la clase media (lo que queda de ella).

Leonel Fernández ha fracasado como gobernante. El PLD en la administración pública ha sido la gran decepción de los dominicanos. Como fracaso y decepción han sido las cúpulas “opositoras” que prometen hacer de otra manera lo mismo que han hecho durante cuarenta años de corruptocracia: enriquecerse a costa nuestra, sumiéndonos en la pobreza mas abyecta.

Con Leonel Fernández, el PLD y las podridas cúpulas de la “oposición” los dominicanos atravesamos el Niágara en bicicleta. Y así seguirá siendo hasta que entendamos que la clave para nosotros no es mejorar, sino desarrollarnos. El quid no es sobrevivir sino vivir con dignidad.

El país necesita una vuelta de página que nos conduzca a la verdadera democracia. Los dominicanos necesitamos una clase política que le de un nuevo sentido al rumbo de la nación. La Republica debe ser refundada. Para ello hay que convocar una Asamblea Constituyente con poderes originarios que construya un nuevo Estado que tenga como centro al ciudadano, a la gente.

La clave no es mejorar. El norte debe ser un cambio radical, profundo, verdadero. De nada vale cambiar con la esperanza de algo mejor. El cambio debe ser hecho con la determinación clara de que las cosas se harán bien. Los dominicanos queremos un cambio para vivir bien. El pésimo papel de Leonel Fernández en el gobierno, merece una apuesta por lo realmente diferente. Una apuesta por lo bueno, lo transparente, lo patriótico.

Tengo fe en que mas temprano que tarde llegara la hora de ajustar cuentas con las mafias que secuestran la Patria.

Me aferro a la esperanza de una alternativa verdaderamente buena, que supere la mediocridad de “opciones” que únicamente nos ofrecen mejorar. Soy de los que exigen muchísimo más que la oferta gatopardista de la mafia tricolor representada en las podridas cúpulas de nuestros partidos: cambiar para que todo siga igual.

Republica Dominicana merece Otra esperanza.

Los dominicanos nos merecemos otro país.

Queremos un cambio para vivir bien.

Juan Carlos Guerra

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