Por: Danny Alcántara
Así como se dice que la familia es la primera institución de la sociedad, también se dice que los ayuntamientos son las más autentica expresión de la democracia.
Las decisiones de los llamados gobiernos locales son adoptadas previa sanción de la sala capitular, que la conforman los ciudadanos que han sido elegidos para regir la vida de la ciudad, por eso se llaman regidores.
Fueron de ataño figuras prestantes, orgullo e inspiración en los pueblos a los que servían. El servicio que prestaban era honorífico.
Producto de la costumbre y de una nueva modificación a la ley municipal ahora los regidores devengan un salario.
La apetencia personal de estos señores se ha desbordado y ya tenemos a regidores que perciben un salario superior al del Presidente de la República.
Todo esto viene a cuentos a propósito de la decisión de los regidores del Ayuntamiento de San Cristóbal, que en la ultima sesión aprobaron aumentarse los ingresos de 104 mil a 155 mil pesos mensuales.
Estamos hablando de los regidores de un municipio pobre, con serias dificultades para atender eficientemente la demanda de servicio de sus munícipes y donde hay empleados cuyos salarios no alcanzan a los cuatro mil pesos mensuales.
Se han aumentado el salario estos señores tomando para ello la partida del presupuesto que correspondía al Cuerpo de Bomberos, a la Policía Municipal, a la biblioteca y a las actividades culturales.
Hay otros casos, un poco menos escandalosos, pero igualmente abusivo en los que también los regidores se han aprobado aumentos desproporcionados con la realidad de los presupuestos que manejan los municipios a los que sirven.
Si los síndicos, los ejecutivos de los ayuntamientos, no tienen fuerza legal para parar estos desatinos, alguien tiene que impedir que los recursos de los ayuntamientos solo sirvan para garantizar la buena vida de los regidores.
Así como se dice que la familia es la primera institución de la sociedad, también se dice que los ayuntamientos son las más autentica expresión de la democracia.
Las decisiones de los llamados gobiernos locales son adoptadas previa sanción de la sala capitular, que la conforman los ciudadanos que han sido elegidos para regir la vida de la ciudad, por eso se llaman regidores.
Fueron de ataño figuras prestantes, orgullo e inspiración en los pueblos a los que servían. El servicio que prestaban era honorífico.
Producto de la costumbre y de una nueva modificación a la ley municipal ahora los regidores devengan un salario.
La apetencia personal de estos señores se ha desbordado y ya tenemos a regidores que perciben un salario superior al del Presidente de la República.
Todo esto viene a cuentos a propósito de la decisión de los regidores del Ayuntamiento de San Cristóbal, que en la ultima sesión aprobaron aumentarse los ingresos de 104 mil a 155 mil pesos mensuales.
Estamos hablando de los regidores de un municipio pobre, con serias dificultades para atender eficientemente la demanda de servicio de sus munícipes y donde hay empleados cuyos salarios no alcanzan a los cuatro mil pesos mensuales.
Se han aumentado el salario estos señores tomando para ello la partida del presupuesto que correspondía al Cuerpo de Bomberos, a la Policía Municipal, a la biblioteca y a las actividades culturales.
Hay otros casos, un poco menos escandalosos, pero igualmente abusivo en los que también los regidores se han aprobado aumentos desproporcionados con la realidad de los presupuestos que manejan los municipios a los que sirven.
Si los síndicos, los ejecutivos de los ayuntamientos, no tienen fuerza legal para parar estos desatinos, alguien tiene que impedir que los recursos de los ayuntamientos solo sirvan para garantizar la buena vida de los regidores.
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