jueves, 23 de agosto de 2007

La columna de Miguel Guerrero

Muchas empresas están atravesando por un mal momento a causa no sólo del enorme volumen de tasas impositivas, sino de las veces que deben honrarse.

Al mes se pagan no sé cuántos impuestos distintos. Los departamentos de contabilidad se pasan el mes dedicados a estas obligaciones. Y lo peor es que se pagan en base a lo devengado, es decir sobre la facturación. Esta absurda norma está provocando graves problemas a las empresas pequeñas y medianas.

El caso es que muchas de ellas se ven obligadas a pagar impuestos por dinero que no han recibido y que probablemente no obtengan jamás.
Se salvaría de una quiebra inminente a un número alto de pequeñas y medianas compañías si cambian esta normativa y establecen que el pago de esos tributos se haga en base a lo realmente cobrado, es decir a lo percibido, como se conoce en contabilidad.

El cambio no implicaría ninguna pérdida para el fisco y produciría un enorme alivio a las empresas que se han visto forzadas a pagar impuesto sólo por concepto de facturación.Esa norma tiene entre la espada y la pared a la mediana y pequeña industria y a los negocios de servicios. Aunque el trato es similar para todo el universo empresarial, lo cierto es que los más débiles no pueden sobrevivir por mucho tiempo a la obligación de pagar impuestos varias veces al mes, en adición al pago de salarios quincenal.

La necesidad de cumplir con Impuestos Internos los días tres, cinco, diez y veinte de cada mes, prácticamente deja a las empresas sin capital de trabajo, forzándolas a recurrir a préstamos para cumplir más tarde con sus obligaciones salariales.

Sin necesidad de modificar ninguno de esos dos impuestos, se aliviaría tremendamente la penosa carga de las llamadas Pymes si se fijara mediante ley o norma de la autoridad tributaria que el ITBIS y el adelanto a la renta se hiciera por lo que éstas reciben y no por lo que facturan. Denle un respiro a la gente.
Miguel Guerrero es escritor y periodista

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