“¡Solidaridad, Coño!” (El borracho dice la verdad)

Discutían de política apoyados en el mostrador del colmado (casi al borde la quiebra); el joven se encaquetó la cachuchita y arrancó con su discurso:

“-¡Apaga ese maldito radio y siéntate en la mecedora de aquí afuera pa’ que oigas esta vaina!-

-No queremos metro, pero le salió de los forros, y el metro va; los aviones no nos interesan, pero ya vienen volando; las cámaras, los Harley-davidsones y los ‘soplaromo’, van para carreteras sin verjas protectoras; los negocios por las noches van en picada, el timbre de recreo suena a las doce. Anjá, que timbales-.

Estamos ‘jartos’ de reformas fiscales que recaudan más de la cuenta, llenos de compras sin concurso, de préstamos al vapor, de ‘acotejamientos’ y subiones de sueldos y retiros, de tanto anunciar que va a temblar la tierra y por la ex depreco ni llueve.

Y ‘lamalditamadre’ de los funcionarios y empresarios corruptos que resuelven con dos ‘golpes de barriga’ ante fiscales flojos y jueces sin talento. La puta del coro a la impunidad: ‘que el código’, ‘que la reforma’. -Y el tipo ahí, dando suela-.

La vida sigue su agitado curso y aparece Drácula que ahora chupa clorofila: el barbarazo de Roberto, sierra en mano y síndica al hombro, los dos en misteriosa fijación freudiana entre palmeras. Mientras tanto, los comemierdas vamos a Villa Francisca a enderezar aros por los hoyos de las calles.

Carajo, y no les da vergüenza; salgan a ejercer lo que don Juan les enseñó; no saben que en los barrios calientes y en los fríos también los están esperando desde el 16 de agosto del 2004. Pero ‘maldito tiguere’, ¿tú no viste ese tolete de huelga?

¡Solidaridad, coño! Sin allantes, ni comesolismo, ni discursos, ni diálogo, ni consenso, ni gobernabilidad, ni comisiones, ni publicidad, ni tiradera, ni jaladora, sin estrujarle el mojón a la gente en la cara; sin tanta mierda para repartir lo que es de todos, coñazo”.

Se despidió con un ‘dame mi cuenta’ mientras la radio daba cuenta del jonrón de Sosa

Víctor Víctor