miércoles, 6 de febrero de 2008

El “Diablódromo” de Amable

Por: Miguel A. Matos

Mi sueño es un “diablódromo” de grandes proporciones, que se levante en un lugar desolado, para alojar a todos los diablos y demonios que surgen, a diario, en este terruño que, con sus acciones antisociales, mantienen en jaque al país

El candidato presidencial del Partido Reformista Social Cristiano, Amable Aristy Castro, es un político con originales y divertidas ocurrencias que le pone un tinte jocoso a esta campaña electoral que se ha distinguido por el bajo tono del debate político, convirtiéndose en una especie de litigios de comadres de barrios.

El lanzamiento de salami y gallinas vivas, así como dinero en efectivo, son importantes protagonistas de su campaña, lo que origina la tradicional “garata con puño” de los caravaneros. Pero al menos, salen airosos cuando pueden “agarrar” algo, no sin antes salir con algunos moratones.

Así demuestra Amable lo que hará en caso de ser electo en los comicios del 16 de mayo próximo: disminuir la pobreza como Presidente de los pobres.

Pero lo más gracioso y plausible de Amable fue la promesa a los veganos de construir un “diablódromo”, similar al “sambódromo de Río de Janeiro, Brasil, que sería el escenario donde se celebrarían los vistosos carnavales de La Vega. Me identifico en esto con el candidato reformista.

Pero mi sueño es un “diablódromo”, de grandes proporciones, que se levante en un lugar desolado, para alojar a todos los diablos y demonios que surgen, a diario, en este terruño que, con sus acciones antisociales, mantienen en jaque al país, digno de mejor suerte.

El “diablódromo” ideal, que concibo, sería aquel donde tengan cabida los políticos mentirosos y demagogos, los estafadores, ladrones, engañadores, bandoleros barriales y de cuello blanco, los asesinos, drogadictos y traficantes, los que cobran comisiones injustificadas, atracadores, los que incumplen las contratas, los que siendo culpables sobornan y tratan de burlar la justicia para quedar impunes; los violadores, comerciantes agiotistas y acaparadores indolentes que se benefician de los pobres, los prestamistas abusadores, contrabandistas, evasores y corruptos, así como las demás lacras enquistadas en los distintos estratos de la sociedad.

En ese “diablódromo” se concentrarían esos maleantes y demonios, para que reciban, como condena moral el desprecio y el repudio del pueblo sano que lucha por alcanzar un futuro mejor, y no estar a merced de estos individuos, de doble moral, que por sus frutos son conocidos.

Sin embargo, hay un lugar que es el auténtico “diablódromo”: el mismo infierno, morada de Satanás y sus demonios, donde los mencionados personajes, si no se arrepienten de sus pecados, por vivir de espaldas a Dios, disfrutarían de la “dulce y amorosa” compañía de Satanás, donde podrán hacer libremente todas sus diabluras, y dejar tranquilo a este sufrido pueblo.

Miguel A. Matos es periodista

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