martes, 20 de noviembre de 2007

ENFOQUES Amable Aristy, ¿un problema del PRD?

En los últimos meses, el PRD ha tenido como elemento esencial de campaña denunciar algunos problemas de índole legal-administrativa del gobierno peledeísta. Los casos más sonados son los contratos de la Sunland.

El objetivo es provocar el descrédito del gobierno, y de paso, diluir la historia de corrupción e ineficiencia del pasado gobierno perredeísta.

Sin embargo, los datos de las encuestas recientes sugieren que la estrategia electoral no está rindiendo los frutos deseados para el perredeísmo.

Es claro que el gobierno del PLD registra una merma considerable en su popularidad producto de los desaciertos gubernamentales. Así lo revelan las encuestas de dos medios de comunicación: la Hoy-Gallup del mes de agosto y la Clave-Noxa-Cies de noviembre.

En ambas, el presidente Leonel Fernández aparece con una preferencia de 42%, muy inferior al 57% que logró en las votaciones de 2004, e incluso por debajo de los niveles de aprobación que logró su gobierno en los primeros dos años.

Pero estos datos no constituyen necesariamente mala noticia para el gobierno. De agosto a noviembre, Fernández aparece en la delantera con el mismo porcentaje, lo que indica que la intención de voto por el PLD no ha seguido deteriorándose, a pesar de las críticas y el descontento.

El problema principal lo tiene el candidato del PRD, que muestra un cierto retroceso en las preferencias electorales.

En la encuesta Hoy-Gallup de agosto, Miguel Vargas Maldonado apareció con 35% de intención de votos y en la de Clave de noviembre con 30%.

¿Dónde buscarán los dirigentes del PRD los votantes para aumentar las posibilidades de triunfo de su partido?

Tradicionalmente, los dominicanos pobres han sido balagueristas o perredeístas, aunque el desplome electoral de esos dos partidos en el 2004 trasladó muchos votantes pobres al PLD.

Hábilmente, Amable Aristy ha escogido los pobres como grupo social para definir temáticamente su campaña. De ahí su slogan: “Amable: el presidente de los pobres”.

Su estrategia clientelista de repartir comestibles o productos para el hogar se ajusta a las necesidades extremas de ese sector social y a las limitaciones de Aristy como candidato.

Por ejemplo, es más fácil movilizar un grupo de personas pobres para repartir papeletas de 100 y 500 pesos, gallinas, cerdos y canastilla, que personas de clase media o media alta que aspiran a beneficios más costosos y discursos más sofisticados.

Con su planteamiento justificativo de que no es un delito repartir comida a los pobres, Amable Aristy transita por el territorio nacional sin mayor oposición desde ningún frente.

Su práctica de clientelismo sin tapujos encuentra, por un lado, el asombro convertido en jocosidad, y por otro, el apoyo explícito a su dadivosidad.

Desde los partidos, el PRD no lo critica porque espera contar con su apoyo si hay segunda vuelta. El PLD, por su parte, tiene como estrategia no enfrentar directamente al PRSC para dejar abierta la posibilidad, aunque remota, de apoyo. Además, consideran al candidato reformista un rival fácil de vencer.

Sin oposición explícita del PRD ni del PLD, Amable Aristy interpela a los pobres con las pocas palabras que repite y con su clientelismo móvil en los llamados cacerolazos, cuyo objetivo no es sólo ganarse el apoyo de los agraciados, sino también tener un impacto mediático en la opinión pública que aumente sus niveles de popularidad.

Por el momento, su estrategia le deja frutos. En la encuesta Hoy-Gallup de agosto Amable Aristy apareció con un 14% y en la de Clave tres meses más tarde con 17%.

Es muy probable que el escenario de preferencias electorales cambie un poco durante los próximos meses, pero por el momento, un desafío que enfrenta el PRD, e incluso el PLD, es cómo encarar con efectividad la apropiación clientelista que hace Amable Aristy de los electores pobres.
Por: Rosario Espinal

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