martes, 27 de noviembre de 2007

Presidente trata minimizar desastre Noel

Por: Salomón Sanz Jr

No es un secreto para ningún dominicano que el Presidente hace su mejor esfuerzo en minimizar los hechos ocurridos el pasado fin de semana, donde por desgracia, los dominicanos fueron víctimas de un fenómeno atmosférico, el cual demostró al mismo tiempo, la falta de planificación de nuestras autoridades.

La irrefutable ineficiencia, demostrada por la cantidad de muertes que se pudieron evitar, y que hasta ahora ni el mismo presidente se atreve a decir responsablemente cual es el verdadero numero de victimas, coloca a nuestras actuales autoridades en directa evidencia de que sus acciones están conjuntamente relacionadas con una complicidad vergonzosa e imperdonable.

Peor aún, desde ese mismo día que marcó negativamente la vida de los mas vulnerables, todavía se observa como las autoridades, que haciendo lujo de una desastrosa inoperancia, no han sido capaces de cumplir con el sacrosanto deber de ahorrarle mas dolor y sufrimiento a los que penosamente le dieron la confianza de dirigirles: el desafortunado pueblo dominicano.

La falta de coordinación en nuestro sistema de emergencia provocó que la tormenta nos sorprendiera a todos, y lo hizo precisamente teniendo como contrapartida la noche, que si bien la mayoría duerme sin energía eléctrica, es a duras penas el único momento que los dominicanos tienen para descansar sus mentes cargadas de frustraciones, por el dolor y engaño que causa vivir en un país donde la corrupción anda a todo tren, donde la miseria que actúa conjuntamente a la penosa maniobra del bulo por parte del Ejecutivo, mas humillante no puede ser.

Los hospitales, que ante la fría y descabellada mirada de las autoridades de salud, ya se han convertido en un inexorable paso premorti, el sistema de educación que mas salvaje, bochornoso e ineficiente no puede ser, es a la vez el sistema mas atiborrado de infamia por parte de las autoridades mas indolentes jamás vistas ni siquiera en los peores momentos de este pueblo.

Es ahí en el desgarrante dolor de los mas afectados que en un feroz atrevimiento en contra de toda sensatez y cargando de veneno la ya deteriorada atmósfera de convivencia, que el presidente no solo se convierte en un simple recadero de sus ineficientes funcionarios, sino que además los justifica, se despacha un decreto de emergencia solo para compras, solicita prestamos, y ni siquiera se preocupa por guardar apariencias nombrando una comisión de la sociedad civil y demás para llevar un poco de claridad al uso de los recursos y sobre todo de sus intenciones.

El presidente agrega mas mentira a la mentira, mas engaño al engaño , y mas falsedad a la falsedad al no reconocer que en un país donde a una semana del infortunio no se sabe cuantas personas han perdido sus vidas, los mas de 55 mil que lo han perdido todo por lo que han luchado con el honesto sudor de su frente, una economía agrícola devastada, y ni por lo menos así, con toda la verdad de los hechos y su elocuencia aterradora, no es capaz de detenerse y ejercer con responsabilidad, con humildad, la dura tarea de empezar, al margen de la politiquería barata, la obligada reconstrucción de este país luego de que la tormenta Noel creara una verdadera catástrofe.

Siempre se ha dicho que todo obedece a una causa, que la casualidad no existe, y que la verdad, lejos de ser vista por quienes están preñados de argucia, es solo la perspectiva de los hombres de buena voluntad que saben descifrarla.

Y si esta desgracia es algún mensaje, es necesario entonces preguntarse si es coincidencia que el nombre de la tragedia se llamara Noel, calificativo que si fuera leído al revés, entonces podríamos descubrir el mismo seudónimo que nuestro propio presidente usa cuando dice que rugirá en su intento de reelección: León.

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