martes, 2 de octubre de 2007

Adiós PLD

Por: PEDRO P. YERMENOS FORASTIERI

Diferencias políticas que se agudizan con el transcurrir del tiempo, tanto con el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), como con el gobierno que preside el doctor Leonel Fernández, me han conminado a presentar formal e irrevocable renuncia como miembro de esa Organización partidaria. He dedicado a la misma casi treinta años de mi vida bajo premisas absolutamente distintas a las que se han traducido en políticas públicas de los dos períodos en que le ha tocado dirigir el Estado dominicano.

Ingresé al PLD en el entendido de que sus prédicas y prácticas como entidad política constituían el escenario adecuado para albergar y concretizar mis ideas sobre los caminos que debe transitar nuestro país con el propósito de abandonar el gran atraso que ha registrado a lo largo de los años.

Desafortunadamente, la realidad, con esa crudeza que la suele caracterizar, me ha hecho convencer de que debo continuar la búsqueda de nuevos refugios colectivos, ya que las gestiones gubernamentales del PLD no hacen más que profundizar las causas que han determinado los motivos que me impulsan a incursionar en la actividad política.

Para esta nación es un gran fracaso que una organización fundada y preservada con tanto fervor patriótico, bajo la égida de una personalidad de la dimensión del Profesor Juan Bosch, haya terminado siendo una más de las decepciones que ha tenido que sufrir en el transcurso de su devenir histórico. Por ventura, la vida permitió que ese ilustre ciudadano no tuviera que constatar tan penoso desenlace.

Les confieso que a estas conclusiones he llegado desde hace casi una década, período que, desde el punto de vista político, he terminado considerándolo perdido, en tanto y en cuanto, de manera equivocada abrigué la esperanza de que desde el mismo seno del Partido surgiera la corriente de pensamiento que fuera capaz de detener la marcha inexorable hacia el envilecimiento definitivo. Hoy, no me cabe la menor de las dudas de que nuestro país no debe esperar nada positivo de un futuro confiado a las manos fallidas del PLD.

Me marcho con tristeza profunda, pero sin frustraciones. Más temprano que tarde, cuando este pueblo acceda a mayores niveles de capacidad de respuesta ante las hábiles estratagemas que lo mantienen sometido, sabrá colocar las cosas en sus lugares precisos y dará al PLD la lección merecida. En ese momento no asumiré ninguna cuota de responsabilidad por las abdicaciones a los postulados fundamentales que le dieron origen a un proyecto político digno de mejores resultados. Las constantes advertencias en todas las instancias posibles sobre el riesgo inminente que se corría; la firmeza de criterio; mi fidelidad a los principios y estas líneas escritas con conciencia plena, me servirán de escudo.

Renuncio de un partido, pero no de la actividad política, la cual ejerzo por vocación y convicción, no por coyunturas ni pretendiendo dotarme de oportunidades mágicas. Estoy persuadido de que en el país existen las voluntades suficientes para aglutinarse en torno a ideas creativas, provistas de la aptitud requerida para proponer una alternativa que, al fin, rompa con el círculo vicioso que ha representado una actividad ejercida a partir de las peores motivaciones. Iré en busca de ellas y arrimaré mi hombro a sus ilusiones, sin importar que mis fuerzas se agoten en el intento. Prefiero mil veces luchar en unión a quienes comparten mis sueños, que padecer la pesadilla de un poder que al fin y al cabo no servirá para nada que no sea la perpetuación de los males que cercenan las posibilidades de engrandecer la patria.

yermenossantos@codetel.net.do

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