martes, 23 de octubre de 2007

DANDO DATOS "Mucha espuma...."

Por: Víctor Gómez Casanova

Hay que reconocerle al Presidente de la República que es un hombre muy locuaz. Buen orador. Domina los escenarios a los que se dirige. Su experiencia le ha permitido ir refinando y perfeccionando sus expresiones y la manera de enfrentar ciertos temas. Debemos reconocer también que es un hombre terco, que no se deja obligar a hablar de lo que no le conviene. Demuestra autocontrol. No hay forma de que se refiera a los temas con los que no se siente cómodo. Sólo le gusta hablar de lo que él quiere, de lo que a él le gusta, de lo que a él le conviene.

Para muestra varios botones: ¿Han escuchado ustedes al candidato presidencial del PLD referirse al tema de las barbaridades que ha cometido su ministro de turismo?; ¿de las renuncias de Julián Serulle o del Dr. Yermenos Forastieri del PLD o de Lidio Cadet del comité político de ese partido?; ¿Del contrato entre el estado dominicano y la empresa Sun Land?; ¿De la isla artificial?; ¿Del contrato entre ENADE y Bienes Nacionales?; ¿De las denuncias de corrupción del Dr. Bidó Medina?;

¿De las declaraciones de Miguel Cocco sobre el comportamiento indebido de los funcionarios del gobierno?; ¿Acaso conocen ustedes su opinión sobre el tema de la despenalización del aborto?; ¿Sobre la golpiza de una de sus diputadas a una funcionaria de la Cámara de Diputados?; ¿Del caso PEME y el retiro de las acusaciones a Luis Inchausti y otros funcionarios?; ¿De las fuentes de financiamiento de la Fundación Global Democracia y Desarrollo?; ¿De las acusaciones de su ex secretario de la presidencia sobre el uso de los recursos del estado para la compra de dirigentes de su partido y la imposición de la reelección a lo interno del PLD?. En fín, estamos ante la presencia de un hombre que solo habla de lo que a él le interesa.

Pero cuando se trata de globalización, estadísticas de organismos internacionales, macroeconomía, tecnología, computadoras, chips y laptops, acuerdos de libre comercio, relaciones exteriores, etc., no hay quien lo calle, porque es que el hombre tiene su estilo pero se la ha ido el encanto y está como aquella expresión que reza “mucha espuma y poco chocolate”.

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