sábado, 13 de octubre de 2007

DOS MINUTOS "el poder mental"

Por: Luis García Dubus

SANTO DOMINGO.- “Tú me tienes preocupado”, le dijo un amigo a Alejandro, “desde que te sacaste el premio de lotería estas actuando alocadamente. ¿No te das cuenta de que el dinero se te va a acabar? ¿Qué vas a hacer entonces?”

“No te preocupes”, le contestó Alejandro alegremente. “yo sé cómo hacer para sacarme el premio de nuevo tan pronto me quede sin dinero. ¡Es cuestión de fe!”

Alejandro renunció a su empleo y se gastó todo el dinero rápidamente. Luego uso su “poder mental” y puso en acción toda la fuerza de su fe concentrándose en una sola idea: sacarse el premio otra vez. Y, como usted podrá suponer, no pasó nada, no se sacó ni un centavo, y quedó arruinado. Tratándose de un hombre inteligente, este caso es verdaderamente lamentable. ¿Qué sucedió? ¿Qué le hizo creer aquello?

Tengo frente a mí media docena de libros que hablan de la fe de modo peligrosamente erróneo. Según aparece en sus portadas, han sido vendidos por millones. En ellos se encuentra la causa de la ruina de Alejandro. Esos libros afirman disparates como éste:

“Todo depende de que puedas comunicarte con la Mente Universal. Si puedes hacer eso, nada será imposible para ti”.

O este otro:
“Haciendo uso de su poder mental, cualquier individuo puede poseer todo el dinero que desee.”

O este otro:
“Si tú tienes fe suficiente, tu mente subconsciente hará realidad cualquier cosa que desees.”

Lo más peligroso de estas afirmaciones es que pertenecen al género de las llamadas “medias verdades”. Y, peor aún, sus autores aseguran que se basan en la Biblia, e incluso citan frases del Señor para dar credibilidad a los disparates que afirman.

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Una de las frases que citan aparece en el evangelio de hoy. (Lucas 17,5-10) Dice así: “Si tienen fe como un granito de mostaza, le dirán a ese árbol que está ahí: arráncate y plántate en el mar, y el árbol les obedecerá.” (Lucas 17,6). Es decir, que la fe es una fuente de energía verdaderamente grande. Y esto es totalmente cierto.

Pero en quien hay que tener fe es en el Señor, no en la “Mente Universal”, o en nuestro “poder mental”, o en nuestro “omnipotente subconsciente”.

Los que afirman eso último piensan que Dios es una gran computadora que ellos pueden programar, o que ellos mismos tienen el poder de Dios, y ahí está el grave error.

Mire, amigo o amiga, cuando usted y yo pedimos con fe, quiere decir que lo hacemos confiados en que el Señor PUEDE concedernos algún deseo y QUIERE hacerlo.

Pero en todo caso, es el Señor el que puede y el que quiere, y, por tanto también cabe la posibilidad de que en un determinado caso no quiera complacernos, porque no sea conveniente que suceda lo que pedimos, por alguna razón que, de momento, no podemos comprender. Evitemos la confusión de Alejandro, y no hagamos caso a personas o libros con ideas disparatadas. Ni siquiera los santos hacen milagros. Sólo son complacidos porque son queridos y piden bien. Este domingo es propicio para que pidamos lo mismo que los apóstoles: “Señor, auméntanos la fe”. Pero una fe auténtica, que nos capacite para descubrir, con humilde asombro, el amor que Tú nos tienes.

La pregunta de hoy

¿Qué significa tener fe?
La fe no es un sentimiento, ni es vista, ni es razón, sino CONFIANZA en la palabra de Dios. No es sólo creer en Dios, es CREERLE A DIOS. Dice Juan Pablo II: “La religión no es una teoría ni una filosofía, es una RELACION PERSONAL con Dios. (En el Umbral de la esperanza) La fe es una OBRA: “La obra que Dios les pide es creer al que Él ha enviado”. (Juan 6,29). Por eso la fe será siempre un misterio de colaboración entre el Amor de Dios que toma la iniciativa y la libertad del hombre que dice SI. En efecto, la fe es una constante reiteración. Es decir SI una y otra vez, aunque uno no vea ni sienta nada. Incluso, una fe auténtica es capaz de soportar dudas. Es tomar la decisión de seguir confiando, no importa lo que pase, sabiendo que, como dice mi amigo J.A.E., “La fe es un salto en la oscuridad, pero hacia la SEGURIDAD.”

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