sábado, 15 de septiembre de 2007

El voto de calidad

Por: Priamo H. Medina

De tanto repetirse, la afirmación de que los dominicanos vamos siempre a las urnas para votar por el candidato presidencial menos malo, adquiere con el paso del tiempo mayor significación. Casi nunca, el ejercicio del derecho al voto va acompañado de un estado de conciencia pleno, en el cual, el votante sabe ciertamente lo que está haciendo, en función de que está convencido de la bondad y veracidad de sus promesas, y porque conoce la trayectoria pública y privada del ciudadano por el que está sufragando.

El voto duro o voto partidario, es, la mayoría de las veces, un sufragio impensado e irreflexivo. El militante político, por disciplina, está compelido a sufragar por el candidato que aparece en la boleta de su partido. El otro, que proviene de los independientes o gentes sin partido, se caracteriza por la volatilidad, y pocas veces es reiterativo. Es un votante que se mueve en avalancha, y responde más que a la realidad, a la percepción y al seguimiento de lo que repiten los demás.

El cuadro electoral dominicano, a partir de los principales actores, presenta a las mismas fuerzas políticas que se han disputado el poder en las ultimas cuatro décadas. En las elecciones presidenciales del año 2008 competirán el Partido de la Liberación Dominicana, el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido Reformista Social Cristiano.

Estos tres partidos han pasado por el poder, y la población tiene el conocimiento y los elementos suficientes como para evaluar y colocar en una balanza las acciones positivas y negativas de cada uno, durante el periodo en que les ha correspondido gobernar. No es tan difícil comparar las gestiones del profesor Juan Bosch, 1962-63, (7 meses); Joaquín Balaguer, 1966-78, y 1986-96; Salvador Jorge Blanco, 1982-86; Antonio Guzmán, 1978-82; Hipólito Mejia 2000-04; y el doctor Leonel Fernández, 1996-2000 y 2004-07.

Ninguno de los tres partidos puede salvar su responsabilidad, y decir que nada tiene que ver con los errores y desafíos que se han cometido en el país en sus respectivas administraciones. Asimismo, del lado de las realizaciones y comportamientos positivos, es factible determinar quién o quiénes han hecho mejores aportes en los órdenes institucional, político, económico y social.

Dentro del contexto que hemos descrito, tenemos que abrir un espacio a la meditación y al razonamiento. El inmediatismo y la simplicidad pueden conducirnos a la confusión y a la equivocación. El macuto de las promesas esta sobregirado. Cualquier candidato o cualquier partido puede asumir la pose que mas le convenga, tratando de arrimar peces a sus redes. El pueblo dominicano hace rato que adquirió la adultez en materia política y electoral y el 2008 es una magnífica oportunidad para probarlo.

El voto emotivo es un voto inducido, que no es el producto de la razón ni del discernimiento. Aprovechándose de esa debilidad se han aposentado en el Palacio Nacional los peores gobernantes. El voto de calidad, en cambio, contrario al primero, es un voto responsable, consciente y seguro. Una retrospectiva nos podría ayudar muchísimo. La memoria es un buen ingrediente para conseguir un voto de calidad.

priamohmp@hotmail.com

No hay comentarios: