
La denuncia de Miguel Cocco, Director General de Aduanas, atacando el enriquecimiento ilícito de sus compañeros funcionarios peledeístas, endosándole a la sociedad, la responsabilidad de frenar las actuaciones corruptas de los mismos, toma ribetes alarmantes, cuando éste dice que los pocos recursos de que dispone el Estado han sido pésimamente administrados por funcionarios públicos que compiten entre sí, para ver quien acumula más riqueza si por medio de la plusvalía o a través del robo burdo al Estado.
La cotidianidad muestra cómo impunemente los funcionarios se transforman en millonarios. Un flaco servicio que un gobierno corrupto como el que nos dirige hace a la sociedad, debilita las posibilidades de institucionalización de la nación y su lucha contra la pobreza.
El oficialismo opera en un entinglado de complicidades con apoyo para realizar con impunidad sus movimientos, de tal modo, que aunque le instrumenten expedientes a funcionarios, los mismos son engavetados en la Procuraduría General de la República, según denuncia el Juez Presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero Isa.
La Iglesia en manos de Lutero.
Mientras Cocco quiere que sea la sociedad quien enfrente la corrupción de los funcionarios peledeísta, Bidó Medina, presidente de la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción Pública, aspira que sean los medios de comunicación, quienes intervengan y recen para que no sigan sucediendo los actos de corrupción y enriquecimiento ilícito con los dineros del pueblo.
La impotencia de Bidó Medina, raya en el colmo de la ineptitud, cuando señala que tanto en la justicia como en todas las áreas del Estado, “hay algo raro, no solamente se peca por acción sino por omisión, ahí hay corrupción por omisión”, refiriéndose a la impunidad de la que gozan los funcionarios que delinquen.
Por: El Informador
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