jueves, 13 de septiembre de 2007

La columna de Miguel Guerrero

El ingeniero Eduardo Estrella está a punto de cometer el error de su vida. Si como se especula en los medios acepta su postulación a la presidencia de la República por una coalición de grupos minoritarios, se expone a una derrota aplastante en las elecciones de mayo próximo.

Sufriría una caída de la que difícilmente podría recuperarse o emerger en posteriores eventos como una alternativa válida. La idea de una cuarta vía con posibilidades es una ilusión producto de un errado cálculo de las inclinaciones del país.

Es muy pronto todavía para una solución electoral al margen de los tres partidos tradicionales e incluso el tercero de estos carece de oportunidades reales.

Una cuarta opción o como se le llame sólo contribuiría a fraccionar aún más el voto opositor y garantizarle a la reelección una excelente oportunidad en una segunda ronda de votación o tal vez hasta en una primera vuelta.

Estrella no tiene chance alguno de ganar y su candidatura lo anularía como una verdadera y fuerte alternativa ante la posibilidad de una crisis o un vacío de liderazgo en el futuro.

En la cita convocada para el 16 de mayo próximo, su oferta electoral apenas tendría eco en los círculos de indecisos, que no alcanzan un quince por ciento del electorado, porción que inevitablemente se distribuiría entre otras ofertas por igual sin posibilidad alguna de calar en el sentimiento de la población.

Si finalmente opta por presentarse como candidato ilusionado por falsos espejismos, quedaría anulado incluso entre sus propios compañeros de partido, que le acusarán irremediablemente del fracaso.

Con dos derrotas electorales en su historial, no se le tomaría muy en cuenta en posteriores eventos electorales y cedería el lugar que por derecho le correspondería en el futuro a un falso redentor preparado para aprovecharse del fracaso del modelo político bajo el cual vivimos.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

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