sábado, 8 de septiembre de 2007

¿Revolución moral?

A corto y mediano plazos, más que en la revolución moral, creo en una revolución del respeto, igualdad y justicia. también en el fortalecimiento institucional, y la fortaleza de los poderes del estado, objetivos orientados al bien común.

Buscando la definición de la palabra moral encontré que la Real Academia de la Lengua Española presenta diversas acepciones y una de ellas señala: “perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia”.

En Wikipedia alguien o alguna institución definió moral como el “conjunto de costumbres, creencias, valores y normas de una persona o grupo social determinado que ofician de guía para el obrar, vale decir, que orientan acerca del bien o del mal de una acción”.

Más tarde revisé en la UNESCO la definición de cultura y la misma es definida como “el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que caracterizan una sociedad o grupo social”.

En la lectura detenida de cada una de las definiciones observé elementos comunes que conjugados con el carácter de singularidad de la moral como valor, se podría inferir que así como los individuos tienen valores morales individuales, de coincidir grupos sociales numerosos con conductas parecidas se podría aducir que la moral tiende a ser un valor perteneciente a la cultura de los pueblos.

Recientemente en nuestro país se ha estado hablando de la necesidad de una revolución moral; propuesta plausible, de consenso y necesidad nacional.

No obstante, dada la situación de que la moral se basa en normas sociales y responde a patrones sicológicos conductuales, no es posible realizar una revolución moral sin que cada individuo interiorice la necesidad del cambio.

Me atrevo a pensar que una revolución de este tipo cosechará resultados en dos o tres generaciones de dominicanas y dominicanos.

La propuesta surge de sectores políticos, que si bien dicha clase es la más llamada a actuar con ética y moral, en el sentido de convertirse en entes de cambios y ejemplo para una sociedad que solicita un adecentamiento del ejercicio político.

A corto y mediano plazos, más que en la revolución moral, creo en una revolución del respeto, de la igualdad social y la justicia.

También en el fortalecimiento institucional, y la fortaleza de poderes del Estado, objetivos orientados al bien común.

De esta forma, personas morales e inmorales deberán ajustarse a los mismos patrones, de manera tal que castigue a los inmorales y el resto disfrute de una atmósfera de justicia e igualdad donde se pueda respirar y no moramos de asfixia moral, como el ilustre pensador Eugenio María de Hostos.

Por: Ing. Milton Morrison
miltonmorrison@gmail.com

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