domingo, 9 de septiembre de 2007

Los desafíos políticos-ambientales











Hace unos días escuche sobre un informe realizado por la Secretaria de Estado de Medio Ambiente, de que una gran mayoría de la población dominicana aun no posee acceso directo al agua potable, algo verdaderamente alarmante si se pretende alcanzar los objetivos del milenio.

Debo confesar que aun no he tenido el tiempo para poder leer en extenso, pero me preocupa en lo personal y claro en lo profesional, dada mi categoría de ecólogo de profesión, pues como que no hay un rumbo directo de lo que en verdad se quiere desarrollar para el progreso de la nación, visto como un conjunto social de primer orden.

Indudablemente que la gran crisis de abastecimiento de agua potable por la que atraviesa la República Dominicana tiene diversos factores de origen, el principal de ellos es la falta de una política de estado y no de gobierno -atención-- en hacer frente a las manos criminales que incentivan la deforestación de las cuencas.

Se dice en ocasiones que hasta importantes políticos y militares son responsables de esta situación, habrá que comprobar con hechos e irrefutables pruebas de ello, mientras tanto vemos como la Secretaría de Estado de Las Fuerzas Armadas junto con otras dependencias del estado, incluso con empresas privadas incentivan el desarrollo de programas de reforestación de diversas áreas que presenta un alarmante nivel de deforestación con un posible estado de desertificación.

La idea fundamental de un gobierno es desarrollar programas que fomenten la preservación del medio ambiente y claro, debe incentivarlos mediante programas de integración de todos los sectores de la sociedad.

Son muchos los desafíos que se presentan a la hora de delinear los programas ambientales, pero también es verdad que es necesario cumplir con los compromisos que a nivel internacional se ha trazado el país, y precisamente como nación es que debemos cumplir.

Acuerdos van y vienen como un abanico de promesas para superar los problemas que la misma humanidad ha ido creando, pero lo importante del caso es poder incorporar esos mismos acuerdos internacionales en una política de estado que se ajusten a las justas realidades sociales del país, en sus dimensiones locales y regionales identificadas para que de esta manera se pueda contribuir a la construcción de una mejor nación.

En este contexto, es fácil verificar que se impone la necesidad de un programa que se ajuste a la agenda propia de cada región del país, en razón de su indiscutible importancia, en el contexto nacional, más aun cuando contamos con áreas tan diferenciadas que van de una región eminentemente marítima como la costera, pasando por la concentraciones urbanas y llegando a las regiones de montaña que por lo general son las mas olvidadas.

Una agenda local debe ser elaborada y ofrecida como un texto de referencia y como un marco dentro del cual las acciones concretas pueden ser concebidas y desarrolladas.

No podemos darnos el lujo a estas alturas de la historia de la humanidad, permitirnos equivocarnos. Es imperativo que los políticos que dicen están para gobernar, para mantenerse en el poder, para representarnos y para solucionar los problemas del país, tengan claro su misión ante el pueblo y ante la vida de los que dependen de sus decisiones

La consolidación en el ámbito del desarrollo de verdaderos programas de acción en beneficio de la sociedad por parte de los gobiernos municipales, sirven de experiencias para dirigir las articulaciones entre las esferas de la planificación económica y ambiental, en las cuales se pueden definir áreas y problemas prioritarios en cada caso particular.

La capacidad y los instrumentos para desarrollar verdaderos programas que cumplan con los planteamientos acordados en la Agenda 21 y de más convenios internacionales, como los alcanzados en Río 92 y Johannesburgo en el 2002, sobran, solo basta la implementación de acciones que vayan mas allá del simple papeleo burocrático de cada día.

En las manos de los congresistas y secretarios de estado se encuentra la decisión de poner fin al alto nivel de degradación ambiental o poner fin a l desarrollo de la República Dominicana.

Por: Javier Noguera
(asieselambiente@hotmail.com)

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